Silvia Castillo, periodista
14 enero, 2021

“En Costa Rica irónicamente la pobreza y la escasez se derivan en muchos sentidos de la mala gerencia de la abundancia. Suena como un juego de palabras, pero no lo es”, afirmó absorto José Aguilar Berrocal, fundador y presidente de la Fundación Acción Joven y presidente de Desarrollo Humano Estratégico, antes de detallar cómo el país invierte aproximadamente US$4.800 millones en educación anualmente y en las pruebas PISA -realizadas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)- los resultados sean cada vez más deficientes.

“Entre más asignación financiera hay más caída de la calidad, es el peor de los mundos y además una locura”, destacó Aguilar, quien tiene una maestría en gestión del desarrollo del London School of Economics and Political Science.

Las pruebas del Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés) evalúan el nivel alcanzado por los estudiantes en cuanto a conocimientos y capacidades esenciales para participar en la sociedad al momento de cumplir 15 años de edad.

Aguilar cree que, indudablemente, los centros educativos van a seguir teniendo relevancia en el futuro a pesar de la automatización del mercado laboral, y las disrupciones tecnológicas ya que es ahí donde se adquieren una serie de habilidades que complementan lo estrictamente técnico como son, por ejemplo, aprender a convivir con el prójimo, la tolerancia y la construcción de vínculos constructivos con otras personas basados en el respeto.

El fundador de la Fundación Acción Joven, organización privada sin fines de lucro creada en el 2006 para apoyar a jóvenes en contextos de vulnerabilidad social, conoce de cerca esta realidad y sin tapujos critica a los gremios y sindicatos de educadores a quienes considera responsables de impedir que la reformas a la calidad de la educación se consuman.

Éste es un resumen de la conversación que PolítiKAS en línea tuvo con Aguilar el pasado 28 de diciembre.

-¿Cuál es el verdadero papel de la escuela en la construcción social y su capacidad futura?

El centro educativo cumple múltiples roles en una sociedad humana. La educación, con algunas excepciones, suele ser percibida como un mecanismo en donde a los individuos se les desarrollan habilidades para su futuro laboral. Eso es vital, pero no es lo único. Aunque se hayan ido creando estrategias e instrumentos mediante los cuales las personas pueden adquirir conocimientos, a través de Internet, de cursos virtuales, y de una serie de instancias y en ciertos temas técnicos, indudablemente (el centro educativo) tiene un enorme valor y hay que aprovecharlo. Hay una serie de habilidades que complementan lo estrictamente técnico y que se adquieren en un centro educativo. Por ejemplo, aprender a convivir con el prójimo, tener tolerancia, las diferencias que hay entre los sujetos que conforman una sociedad como nacionalidades, condiciones socioeconómicas, apariencia física, miles de aristas que hay que aprender a construir vínculos basados en el respeto, sin maltratar la dignidad. Esto no se adquiere con un curso de YouTube, tiene que modelarse, encuadrarse en un registro simbólico, moral, ético, incluso jurídico.
Luego de igual manera es muy importante que, a pesar de que actualmente la economía va girando en torno a una automatización de los mercados laborales, siempre sigue siendo cierto que vivimos en estados que están marcados típicamente por constituciones, que tienen una realidad jurídica que dirime las libertades entre los individuos.
Cómo se educa en los valores que se transfieren a estos jóvenes para poder ejercer una ciudadanía activa edificante, tiene una importancia fundamental. Reducir a un ser humano a su rol estrictamente laboral es un reduccionismo absurdo.

Entender cómo funciona el estado, cuál es su rol, cuáles son sus derechos, le permite a un ser humano jugar un rol de manera dinámica, proactiva, con un sentido de valía y de dignidad, que no se va a recibir a través de saber cómo se diseña una aplicación, o cómo se programa algún tipo de mecanismo sofisticado tecnológico.

Entonces yo enfatizaría que hacia el futuro debe existir sistemas educativos de alta calidad que no solamente desarrollen capacidades y destrezas para el mundo laboral y la economía en la que ya estamos, sino también que le doten a los individuos de habilidades para poder forjar relaciones humanas en la sociedad.

“En Costa Rica irónicamente la pobreza y la escasez se derivan en muchos sentidos de la mala gerencia de la abundancia. Suena como un juego de palabras, pero no lo es”

-En todo eso que usted está diciendo es vital el docente. ¿Tenemos ese tipo de docentes?

Hay una frase que me gusta mucho utilizar y es la paradoja de que en Costa Rica irónicamente la pobreza y la escasez se derivan en muchos sentidos de la mala gerencia de la abundancia y suena como un juego de palabras, pero no lo es. Cuando uno se detiene a ver la cantidad de liquidez y de recursos financieros que hemos venido invirtiendo en el desarrollo de capacidades, específicamente en el tema de educación y de la política social selectiva, se puede ir de espalda.

Hubo una reforma constitucional para llegar al 8% del Producto Interno Bruto de nuestro presupuesto, aunque no se ha llegado directamente al 8% hemos estado rondando el 7,75. Cuando uno suma a eso los datos del presupuesto del INA que son US$327 millones al año, más los programas que tiene el Ministerio de Trabajo de capacitación, más la UTN, y algunos programas de desarrollo de capacidades, se llega a una suma cercana al 9,43 del PIB. Veamos lo que eso significa.

Cada punto del PIB está oscilando los US$600 millones. Hablemos de que sean 8 puntos, estamos hablando de que hay US$4.800 millones y eso es solo de un año. Hagámoslo ahora por una década, serían casi US$50 mil millones. Esa es la liquidez que un país como Costa Rica de renta media tirando a pobre ha invertido en este monstruo de institucionalidad que hemos creado.

Según la encuesta de hogares que hace el INEC que publicó en octubre del 2020, el 92% de la población en Costa Rica no domina el inglés. En la región Chorotega la escolaridad promedio es de 8,2 años y pese a que en el mercado laboral el turismo es altamente dependiente del dominio de la segunda lengua, en la zona rural de Guanacaste, 96 de cada 100 personas no hablan inglés.

¿Cómo puede ser posible? Entonces toda la inversión multimillonaria que se ha venido haciendo durante décadas en los profesores de inglés, ha resultado ser completamente estéril. Ese es un ejemplo muy contundente de ciertos indicadores que susurran la catástrofe que es el MEP.

Otro dato trágico y es del 2017 que fue el último año en el que publicaron lo que se llaman los cohortes, un cohorte es por decirlo así la camada, el grupo de muchachos que entran en primer grado y que les correspondería en un momento determinado salir de quinto año. De cada mil chiquillos que entraron a primer grado se lograban graduar de educación secundaria 388. Imagínese la locura, ahí estábamos perdiendo a toda Costa Rica porque en la educación pública estudia 91 de cada 100 costarricenses.

Después del 2017 qué pasó: las huelgas del 2018, las huelgas del 2019 donde los docentes dejaron botados a sus estudiantes de manera totalmente irresponsable y sínica, y según las estimaciones que he estado viendo del mismo MEP y de la prensa, se logró cubrir un poco menos del 37% de los contenidos curriculares. Y ahora que llegó la pandemia, ¿qué es lo que pasó? que, al no tener los jóvenes dispositivos como una computadora y el Internet, no pueden conectarse a los cursos que de por sí ya eran bastante mediocres, pero por lo menos algo se pudo medio hacer. Prácticamente siete de cada 10 estudiantes no pudieron recibir cursos virtuales porque no tenían los dispositivos.

Cuando uno busca indicadores cuantitativos de calidad, lo que se suele hacer es referirse a las evaluaciones externas objetivas que realiza la OCDE que son denominadas las pruebas PISA. En Costa Rica hemos hecho en tres ocasiones las pruebas PISA y desafortunadamente en el 100% de indicadores objetivamente verificados, en todos, sin una sola excepción, hemos empeorado cada vez más, hay una curva decreciente de calidad, y al mismo tiempo cuando usted observa el comportamiento de los recursos financieros hay una curva creciente. Entre más asignación financiera hay más caída de la calidad, es el peor de los mundos y además una locura.

La OCDE ha venido señalando el problema que es que la educación de la primera infancia sea tan mediocre, la cobertura es baja y la calidad ínfima. Ahí es donde los jóvenes desarrollan las destrezas para la ofimática y para el aprendizaje de la segunda y tercera lengua que va a ser crucial y ahí hay nula calidad según ha sido evidenciado por todos estos estudios.

Los docentes tienen un rol importantísimo. He tenido la suerte de conocer extraordinarios docentes en todas partes del país, pero en muchos casos son la excepción. Quiero reconocer, además, que muchas veces hay profesionales que llegan con una buena intención, y cuando llegan a ese caos de falta de planificación, falta de meritocracia, falta de seguimiento, terminan aplastados por un sistema que los vuelve desmoralizados, desmotivados, y terminan teniendo un desempeño que no es óptimo. La Fundación Acción Joven ya tiene 15 años y me ha tocado ver a mucha gente que llegó con fuerza y hoy están rotos, grises, taciturnos.

Hasta ahora se aprobó una legislación para elegir mejores perfiles con las capacidades y las aptitudes requeridas para ejercer la docencia, antes de eso lo que había era un simple requisito burocrático de entregar un título, pero no se hacía ninguna diferencia si venía de Harvard o de una universidad de garaje. Los gremios y los sindicatos han jugado un rol nocivo, sínico, y totalmente destructivo, y la sociedad los debe de responsabilizar por impedir que las reformas a la calidad de la educación se consumen.

Hay informes de primerísima línea qué indican qué hay que hacer, cuánto dura, cuánto cuesta, cuáles son los recursos humanos y tecnológicos requeridos, y la hoja de ruta y nunca se logran ejecutar por las amenazas de huelgas.

O bien se puede hacer un análisis basado en datos que es facilísimo de hacer y lo han hecho múltiples países. Aquí lo intentaron hacer con un sistema de informática que se llamaba el PIAD y lo boicotearon los gremios y ahora están tratando de hacer uno con el Banco Mundial. Era un buen sistema, como todo se puede perfeccionar, pero tenía un gran mérito, y su razón de ser era poner transparencia sobre la gestión, en donde usted podía ver ejemplo, cómo iba el comportamiento académico.

El problema es que, aunque esto se sabe, el común denominador cree que somos el país alfabetizado y no van a respaldar al político valiente que le ponga el cascabel al gato.

Imagínese la vida que va a poder llevar un joven que tuvo la mala fortuna de ser adolescente en este quinquenio y cómo se va a enfrentar a una economía absolutamente digital cuando no sabe ni encender una computadora, no puede decir dos palabras seguidas de inglés, no sabe hacer la comprensión de un texto de manera analítica… está liquidado. Va a ser mano de obra no calificada, en pobreza, sin seguridad social, sin capacidad de consumo.

Según datos del Banco Central del 2019, 65% de la población económicamente activa es mano de obra no calificada. ¿Cómo vamos a hacer en este país ultracaro, de ultraservicios, queriendo pagar la seguridad social de un país nórdico, si son personas que no va a poder ir a ninguna empresa formal? Van a estar con los peores trabajos de la economía, mal pagados, con sueldos inestables, sin seguridad social.

Yo veo venir dos crisis tremendas y me cuesta estar optimista. A pesar de que tenemos los recursos financieros, a pesar de esa oportunidad que tenemos que ningún otro país en desarrollo en el mundo la tiene, creo que vamos a darnos un golpe terrible porque la transición en que el mercado laboral se va a automatizar va a ser tan vertiginosa y tan rápida que no le va a dar tiempo a la población de desarrollar esas nuevas habilidades para recolocarse en otras oportunidades.

Cuando un montón de personas empiecen a verse desempleados sin la seguridad social, lo que se va a generar es un contingente dentro del padrón electoral que se va a sentir traicionado por el sistema, se va a generar un nivel de desigualdad y de ingresos con quienes sí van a saber utilizar efectivamente la tecnología y van a concentrar la riqueza como un efecto ni siquiera intencional, y va a generar un caldo de cultivo muy antisistema.

“Entre más asignación financiera hay más caída de la calidad, es el peor de los mundos y además una locura”

-¿Qué hacemos ante todo esto?

Todos los problemas complejos no tienen soluciones sencillas. Si me pusiera a mí en esa silla lo que yo trataría de hacer indiscutiblemente son dos cosas: uno hacer un ejercicio de comunicación y de educación porque la gente no termina de entender la relación que hay entre la educación pública y la realidad individual, familiar y económica personal. Trataría de hacerles ver de una manera muy concreta. Por ejemplo, usaría una metáfora como nos vamos a comparar con Concacaf, entonces luego nos vamos a comparar con la Copa América y ahora nos vamos a comparar con la Champions en una expresión que sea llana, que cuantitativamente, con un gráfico de barras, se pueda ver cuánto invierte Costa Rica a la luz de cuánto es el resultado. Ese tipo de bechmarks que son muy intuitivos, que se hagan masivamente y que los compartan figuras como Keylor Navas, Franklin Chang, influencers.

Lo técnico está ampliamente propuesto y no quiero decir que no se pueda mejorar, pero hay una caja de herramientas de la OCDE y propuestas nacionales tan buenas que yo no me desgastaría ahí. Yo me desgastaría en entender la lógica de la presión política electoral, de la economía política que ejercen los gremios para impedirle al partido político que quiere llegar al poder ejercer esas reformas que los afectan a ellos y los evalúen.

Si eso no se hace tristemente casi me atrevería a afirmar que nunca se va a poder hacer ninguna reforma. Hay que educar a la ciudadanía, a los padres de familia, y hacerles ver que sus hijos van a crecer para ser pobres y seguirán sin esperanza, pero lo tienen que entender.

Los contenidos publicados expresan la opinión del autor y autora, y no necesariamente la visión de la Fundación Konrad Adenauer.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Recientes

Buscar

Search