Innovación
13 noviembre, 2024
Cynthia Briceño, periodista
Inicio > Representación y Participación > Urge un acuerdo nacional para salir de la emergencia educativa
• Experto pide a Contraloría indagar uso de miles de millones de colones en programa de tecnología cuando casi 50% de estudiantes carece de conectividad.
En Costa Rica urge un acuerdo nacional para salir de la actual “catastrófica” emergencia educativa y darles estabilidad a los estudiantes de los centros educativos públicos, ya que el MEP no va a poder realizarlo solo. Así lo propone José Aguilar Berrocal, fundador y presidente de la Fundación Acción Joven y presidente de Desarrollo Humano Estratégico.
Sicólogo con un máster en administración del desarrollo y otro en gerencia de proyectos, Aguilar cree que es de vital importancia ayudarles a las nuevas autoridades del Ministerio de Educación Pública (MEP), y pide al sector empresarial, la sociedad civil, la academia, las iglesias de diferentes denominaciones y las agrupaciones políticas que cierren filas para “enderezar este desastre educativo y social que hemos creado”.
El llamado lo hace no sin pedir también a la Contraloría General de la República indagar qué pasó con los recursos económicos que se aprobaron en el 2019 para el Programa 555: Aplicación de la Tecnología a la Educación que consistía en conectar a los centros educativos a la red educativa de banda ancha e implementar el programa nacional de tecnología móviles en los centros educativos.
Con documentos en mano, el experto lee la cifra citada en el Informe del Departamento de Estudios, Referencias y Servicios Técnicos de la Asamblea Legislativa sobre el Programa Nacional de Alfabetización Digital, expediente N. 22.206: ₡42.000 millones anuales.
“Cuando lo contrastamos con los resultados que tuvimos (en dos años de pandemia), en donde uno de cada dos jóvenes prácticamente estuvo una discontinuidad permanente porque no tuvo conectividad, yo creo que definitivamente lo que amerita, y esta sería mi sugerencia, es que se haga una intervención por parte de la Contraloría”, expresó Aguilar.
Según datos del 2020 del MEP, solo el 49,74% de los estudiantes tenían equipo propio o prestado y conectividad a Internet.
Aguilar fundó en el 2006 la Fundación Acción Joven para prevenir la exclusión estudiantil de jóvenes en contextos de alta vulnerabilidad social y hoy cree que el país está “ante una nueva generación perdida como pasó en los años 80”.
Éste es un resumen de la conversación que PolítiKAS en línea tuvo con Aguilar el pasado 6 de junio.
-¿Cómo valora usted lo que ocurrió los últimos años con casi la mitad de los estudiantes de los centros educativos públicos sin conectividad?
Si uno se detiene un minuto a ver lo que habíamos hecho, los recursos financieros invertidos, los programas institucionales, hubiéramos concluido que íbamos a estar muy bien preparados. En un documento que elaboraron los encargados de estudios técnicos de la Asamblea Legislativa en torno a la propuesta de ley de alfabetización digital que estaba promoviendo la entonces diputada liberacionista Yorleny León, se mencionan cifras que me hicieron ver que todo el debate nacional estuvo enfocado en la Sutel (Superintendencia de Telecomunicaciones) y en el Fonatel (Fondo Nacional de Telecomunicaciones). Pero, en la página 10 de ese documento salen unas cifras que nos hacen entender que desde hace muchos años se venía haciendo un esfuerzo gigantescamente grande y me refiero al Programa 555: Aplicación de la Tecnología a la Educación. Textualmente dice: “Este programa contempla unos recursos por el orden de más de ₡42.000 millones anuales siendo uno de los de mayor crecimiento porcentual”. En el 2019 se aprobaron a ese programa ₡28.000 millones adicionales.
Cuando uno se detiene a ver cuáles eran los objetivos, consistían en conectar a los centros educativos a la red de banda ancha (Red Educativa del Bicentenario) e implementar el programa nacional de tecnologías móviles y se incluye una cifra de ₡27.159 millones para soporte y desarrollo informático, y adicionalmente ₡15.237 millones para implementar las tecnologías de la información en el aula, y se menciona que hay transferencias corrientes por el orden de ₡11.470 millones para los servicios de conectividad e implementación de la red educativa de la Fundación Omar Dengo.
Había una abrumadora cantidad de recursos y cuando lo contrastamos con los resultados que tuvimos, en donde uno de cada dos jóvenes prácticamente estuvo una discontinuidad permanente porque no tuvo conectividad, yo creo que lo que amerita es que se haga una intervención por parte de la Contraloría y que pregunten qué pasó con esas decenas de miles de millones de colones, que son aportes de los colaboradores tributarios, empresas, ciudadanos, consumidores, y que lo dieron para que sirviera y claramente no sirvió.
Se ha puesto mucho el énfasis en decir que lo que hace falta es más plata y que hay que quitarle a Fonatel y dárselo al MEP. Yo discrepo completamente. Darle otro montón más de miles de millones de colones a una entidad que no ha podido gestionarlos no sería ni sabio ni efectivo, ni estratégico. La evidencia indica que el MEP ha sido incapaz junto a sus aliados, de poder hacerle frente a esto.
Estamos en lo que es a todas luces una catástrofe educativa, indiscutiblemente de conectividad, pero en cualquier otra área donde usted desee indagar, el estado actual del MEP es simplemente caótico. Yo me atrevería a afirmar, por la evidencia que las entidades especializadas han venido publicando, que estamos en una caída libre. ¿A qué me refiero con esto? Desde antes que viniera la pandemia ya las cifras que teníamos eran desastrosas. Me permito recordarle que la última vez que tuvimos una auditoría externa, las pruebas PISA que hizo la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), empeoramos en todas las variables entonces claramente no es un problema de dinero, es un tema de gestión.
Otra cifra que quisiera traer a colación. Antes de la pandemia, en el 2018, el cohorte -que es básicamente de cuántos chiquitos comienzan primer grado cuántos terminan quinto año- era de 388, básicamente teníamos un 51,6 % de jóvenes entre los 17 y 21 años que ya estaban fuera del sistema educativo.
Previo a la pandemia experimentamos una serie de huelgas que lideraron los gremios educativos, de manera tal que, aunque suene insólito, un muchacho que hoy está en quinto año la última vez que pudo tener clases sin discontinuidades permanentes fue en sexto grado. Cuando uno pone las cosas en perspectiva a mí en lo personal me da angustia.
Hoy no tenemos ninguna información para poder saber qué tipo de rezago, en qué materia y qué es lo que necesitan los jóvenes, entonces, una persona que trate de saber por dónde empezar con el dolor del alma tiene que reconocer objetivamente que no tiene idea, nadie sabe lo que está pasando.
Una manera de aproximarse, por lo menos parcialmente a la magnitud de este problema, ocurrió en las universidades públicas donde tuvieron que abrir las puertas y recibirlos, y prácticamente 9,23 de cada 10 no podían aprobar ni siquiera los exámenes básicos de los fundamentos de matemática o las pruebas elementales de lectoescritura, es decir, no saben restar, sumar, no saben escribir, no saben leer. Esa es la Costa Rica que tenemos en el 2022. Es trágico porque destruye la movilidad social ascendente, destruye cualquier atisbo hacia la igualdad de oportunidades y genera todo tipo de problemas económicos, demográficos, sociales.
-¿Cómo podría el MEP cerrar la brecha de formación generada por las huelgas y la pandemia?
Creo que debemos tomar la difícil decisión de entender que tenemos que ayudarle a las nuevas autoridades a quienes les va a tocar asumir esta catástrofe que heredaron. Que todo el país, el sector empresarial, la sociedad civil, la academia, desde la Asamblea Legislativa, las diferentes representaciones políticas, el sector productivo, los solidaristas, los cooperativistas y las iglesias de diferentes denominaciones tienen que cerrar filas. Que no se haga ni con populismo, ni con demagogia, ni improvisando, e inventando cualquier ocurrencia, sino que tiene que estar basado en evidencia, en la mejor información técnica y acá en Costa Rica tenemos la fortuna que tener unos estudios que elabora el Estado de la Educación, que ha venido dándole un seguimiento meticuloso a la evolución de la educación pública. Hay excelente literatura de la OCDE también.
No podemos dejar al Poder Ejecutivo en este momento solo. Los gremios han venido sistemáticamente bloqueando cualquier intento de reforma que va hacia la calidad: evaluación de maestros, uso de datos, filtros para elegir a los docentes que tengan capacidades y vocación, y no solamente un título de cartón que les dan en una universidad de garaje. Eso no lo va a poder hacer solo un ministro por la complejidad política y las dinámicas de poder subyacentes que hay en ese ministerio. Esto se hace una hoja de ruta técnica, basada en evidencia científica rigorosa, con la mejor información de la literatura especializada y con el concurso idealmente del Estado de la Educación, ojalá de especialistas de la OCDE. Que se haga un acuerdo nacional para salir de esta emergencia educativa catastrófica, en donde todos acuerpen al ministro, con la condición de que se siga una hoja de ruta que al menos tenga lo mínimos no negociables, para que Costa Rica pueda parar la caída libre en que estamos y darle algo de estabilidad a los muchachos,
Si yo pudiese priorizar yo diría en términos generales, más allá de cualquier duda, hacer una hoja de ruta técnica basada en información científica para lograr que se reactive el transporte estudiantil y los comedores escolares, eso mitiga la exclusión por factores socioeconómicos de jóvenes que están con un menor ingreso en sus hogares.
Segundo, hay que hacer uso de los datos y está plataforma SABER que la administración anterior hizo un esfuerzo para iniciarla. Es una plataforma que va a ser útil porque es información en tiempo real para poder gerenciar. Cuáles son los jóvenes que están llegando, cuales no, cuáles son los docentes que están aplicando a las pruebas, cuales no, etc. Una vez que tengamos los datos y que se aplique algún tipo de evaluación sumativa para los niños, para poder saber a dónde está su nivel curricular y en función de los resultados de la evaluación, se tiene que hacer una jornada amplia de nivelación académica. Yo empezaría por los niños y jóvenes que se van a graduar de quinto año o sexto año dependiendo si son académicos o técnicos, y tratar de darles nivelación a los chicos que estuvieron con una discontinuidad permanente por el problema de la conectividad.
-¿La Red Educativa del Bicentenario debería ser declarada Emergencia Nacional para acelerar su implementación?
La Red Educativa sin duda tiene que estar, definitivamente es una de las variables fundamentales, y yo jamás lo dejaría por fuera, pero no es solamente la Red Educativa. En el resumen ejecutivo del Estado de la Educación 2021, en la página 36 hay un dato revelador. El 75%, es decir, 7,5 de cada 10 docentes carecen de preparación en el uso de herramientas TIC con fines pedagógicos. Si resolviéramos lo de la tecnología, los docentes no están familiarizados.
Entonces, el MEP no va a poder solo. Si nosotros no entendemos como costarricenses que estamos ante una nueva generación perdida como pasó en los años 80, dentro de una generación vamos a tener una expansión espantosa de mano de obra no calificada que van a estar en el desempleo o en el subempleo participando en los peores trabajos de la economía informal, sin ingresos estables, sin seguridad social, y eso obviamente implica que aumenta la pobreza.
Yo imploro a los diferentes sectores que entendamos que no es que les va a pasar a ellos, a los chiquillos y a las familias que no tuvieron la suerte, nos va a pasar a todos. Va a ser un país inseguro, poco productivo, en donde la democracia va a dejar de significar cosas concretas para la gente porque ¿qué ha recibido de la democracia? No tienen internet, no tienen seguridad, no tienen trabajo, no tienen educación.
Tenemos una obligación moral todos de no olvidar a nuestros chicos y de redoblar esfuerzos para enderezar este desastre educativo y social que hemos creado. Los jóvenes y los niños dependen de lo que nosotros los adultos hagamos por ellos en este momento. Les hemos dado la espalda y eso es inaceptable. La historia nos va a juzgar muy fuerte porque recibimos mucho y no estamos dando nada a cambio.
Los contenidos publicados expresan la opinión del autor y autora, y no necesariamente la visión de la Fundación Konrad Adenauer.
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