Silvia Castillo, periodista
5 octubre, 2021

Cansado de reportar como periodista de La Nación las falencias que veía en el sistema educativo del país, Alberto Barrantes tomó la decisión de dejar atrás la frustración que le causaba ver qué poco mejoraban las falencias de los estudiantes en la lectura y la escritura, y decidió hacer algo al respecto.

Quería crear un proyecto educativo que fomentara el gusto por la lectura y la escritura desde el juego, desde la creatividad, desde la imaginación y una beca del Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes le permitió crear Carretica Cuentera en el 2016.

El proyecto nace de la idea de combinar el impreso y lo digital, y que la lectura y la escritura no fueran algo aburrido, muy académico, que era lo que él veía en las aulas cuando las visitaba como reportero.

Ese primer año, junto a varias personas que iniciaron esa a aventura con él, recorrieron 35 escuelas de diferentes distritos del país calificadas como de atención prioritaria y lograron consolidar una base de datos y de experiencias que les permitieron solicitar la colaboración de nuevos aliados como el BAC y empresas privadas e instituciones no gubernamentales.

“Les pudimos demostrar qué era lo que estaba ocurriendo en las aulas, qué era lo que las maestras necesitaban porque a veces no es un asunto de decir qué malos son los maestros… no, a veces es no tienen las herramientas. No es criticar al maestro y decirle usted no está haciendo bien su trabajo, sino cómo podemos articular estrategias, apoyar… llevarle sin ningún costo a sus aulas materiales que sean de calidad y que apoyen ese proceso”, expresó Barrantes.

Durante ese primer año también pudieron ver cómo reaccionaban los niños y las niñas cuando Carretica Cuentera llegaba a las escuelas y transformaba -por medio de cuentos- las aulas en espacios creativos, fomentando la participación y el pensamiento crítico de los estudiantes y sus maestros. “La respuesta en estos cinco años ha sido super positiva. O sea, sí están buscando ese tipo de herramientas, sí quieren leer, sí quieren escribir, pero necesitan los espacios oportunos para que se pueda dar ese intercambio”.

Carretica Cuentera trabaja con escolares de preescolar y primaria, pero también tienen algunos proyectos puntuales con colegios. Por ejemplo, actualmente realizan uno denominado Relatos conectados y lo coordinan con el Sistema Nacional de Bibliotecas y el Centro Regional para el Fomento del Libero en América Latina y el Caribe (Cerlalc) de la UNESCO.

La siguiente es parte de la entrevista que PolitiKAS sostuvo con Alberto Barrantes coordinador Carretica Cuentera, quien además de periodista cuenta con una maestría en Administración Pública con énfasis en Diplomacia de la Universidad de Costa Rica.

¿Cuál es la respuesta de los estudiantes, de los profesores y de los padres de familia al programa de Carretica Cuentera?

Hay un dato importantísimo en el informe (Octavo informe del Estado de la Educación) es que la mayoría de ellos (los estudiantes) se creen buenos lectores, pero un 75% tienen habilidades muy básicas en lectura, comprensión de lectura y de escritura. Uno se topa miedo en las aulas, miedo a escribir, vergüenza de que para qué voy a escribir, que importa lo que yo piense y sienta. Esta ese para qué, para qué estoy escribiendo, entonces hay que resignificar que no es escribir para sacarse un 100 en español o para pasar el año, es escribir para disfrutar, es escribir para sentirse libres. Decirles a esas niñas y a esos niños que todas las historias importan y que los seres humanos somos seres de historias, que todos tienen algo que contar; lo que les pasa en la familia, en el barrio, en la escuela…cómo se ve ese señor de la pulpería, qué características tiene, cómo habla, y en la medida de que ellos van contando se sienten felices en el proceso y dicen yo no sabía que era tan bonito escribir y luego escuchan también las historias de sus mis compañeros. Entonces se generan espacios en las aulas muy bonitos y se articula un proceso en donde las mismas maestras dicen, mira esa metodología, como la está planteando Carretica, la podemos replicar. No es un trabajo de solo entretener, no se trata solo de llevar una historia, una actividad bonita para entretener un día, sino qué seguimiento le podemos dar a ese docente para que se sienta acompañada en ese proceso. Ese seguimiento ha sido fundamental para articular ese triángulo tan importante: escuela, familia, y el maestro en el aula.

Se encuentra uno que en comunidades rurales hay padres de familia que no saben leer y cuando me refiere a leer probablemente si les ponemos una circular de la escuela si pueden leer la instrucción. Me refiero a una lectura para el disfrute, una lectura para aprender. Hay muchas recomendaciones, desde la primera infancia, léales a los niños, cántele, pero nos encontramos que en la práctica a los papas les da vergüenza cantar o no saben cambiar la voz de un personaje de un libro para hacerle más atractivo el proceso al niño. (Hay que) borrar esos miedos y esos estereotipos con que han crecido esos adultos… Hemos hecho talleres muy productivos en escuelas rurales en donde papas y mamas se tiran al suelo y aprenden esta técnica de cómo narrar. Desde Carretica eso es lo que decimos: la educación es motivación, es diálogo, y disfrute. Cuando se genera el disfrute, los niños y las niñas sienten que están jugando, entonces no va a haber aburrimiento, no van a decir a qué hora salimos a recreo.

Si entre todos logramos tejer esas redes se pueden generar procesos muy positivos. No todo está perdido. Eso es lo que me da esperanzas cuando visitamos aulas y cuando vemos que sí se pueden hacer las cosas.

¿Por qué el MEP no puede hacer eso o es falta de formación de los educadores?

Hay una serie de factores. El Ministerio de Educación, por ejemplo, en la forma cómo está diseñado, su verticalidad, el mismo Estado de la Educación lo ha dicho, que hay muchos, muchos temas de la política educativa que no aterrizan en las aulas, por la misma verticalidad que hay en el MEP y que se convierte en ese elefante grande que no hay para donde moverlo. Eso hace más compleja las cosas. No dudo que hay buenas intenciones y que se hacen esfuerzos por aquí y por allá, pero si hace falta entre todas las organizaciones que estamos trabajando y que llevamos esta misma meta de mejorar los índices de lectura, mejorar la escritura, generar más sinergias. Pero desde luego que hace mucha falta desde el Ministerio de Educación articular más estrategias para el fomento de la lectura y para hacer de esto algo más constante. Para que esto cambie se necesita más constancia, ahora por suerte aprobaron una nueva Ley para el fomento de la lectura, el libro y las bibliotecas. Vamos a ver cuánto de eso se traduce en la práctica porque a veces son gestos que quedan muy en lo político. Ojalá que con este fondo de lectura no pase como ha pasado con los programas de estudio del 2014 que son programas maravillosos. Pero, ¿qué ha pasado en la práctica? un tema de formación docente muy debilitado, docentes que se están graduando de muchas universidades sin las herramientas necesarias para poder educar a niños y niñas en una lectura y un proceso de escritura ameno y, por otro lado, la falta de procesos, de articulaciones que generen esas sinergias necesarias para avanzar en favor de ese tema… se le explicó a un supervisor lo que dice el plan de estudios, cómo se debería aterrizar ese currículo en la práctica, y empieza un teléfono chocho donde si al que le explicaron no entendió bien va a ir transmitiendo de forma errónea el programa y al final el ultimo que se entera de lo realmente debería tener el currículo es el maestro o la maestra.

¿Cómo afecta la ausencia de bibliotecas?

Nosotros hemos llegado a comunidades como la isla de Chira en donde para niños y niñas el libro de Carretica Cuentera fue el primer libro que tienen en sus casas. La Isla de Chira, está más alejada, igual no es aceptable, y a uno le sorprende que en un país tan pequeñito tengamos esas brechas de acceso a los libros, tan marcadas todavía. Pero, lo mismo ocurrió en Pitahaya de Puntarenas que está a una hora de San José, no es algo exclusivo de las zonas más alejadas, tenemos niños también de zonas vulnerables cerca del Valle Ventral que el libro que lleva Carretica Cuentera se convierte en el primer libro en casa. Eso es lo que buscamos, generar ese sentido de pertenencia con el libro, pero si es muy lamentable que no haya bibliotecas y recursos en esas escuelas para poderlos acercar a la lectura, ¿Qué es lo que se puede hacer ahí? Porque no podemos esperar a que lleguen los recursos para poder armar esas bibliotecas. Ahí es donde nosotros decimos hay que poner a los niños a crear las historias. Hagamos algo para unir todas esas historias y que ellos puedan pasar las páginas y que puedan leer y que puedan tener esa noción de que si se puede escribir y que si se puede leer. Es fatal quedarnos de brazos cruzados y decir esperemos a que el MEP nos ponga biblioteca. La motivación nuestra hacia los docentes es, si los libros no están empecemos a crearlos, y que sean con las mismas historias de los niños y que podamos sacarles fotocopias y usar así los recursos de las escuelas para generar los procesos de lectura y escritura colectiva.

Los contenidos publicados expresan la opinión del autor y autora, y no necesariamente la visión de la Fundación Konrad Adenauer.

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