Paul Fervoy, Presidente de CAMTIC
18 enero, 2021

El efecto pandemia en la transformación digital del Estado.

Se refiere comúnmente a la pandemia de Covid-19 como un acelerante a los procesos de transformación digital. En Estados Unidos, el comercio electrónico llegó a representar, en tan sólo ocho semanas de 2020, un 10% del comercio total del país. En Costa Rica hubo un fenómeno similar en el sector bancario cuando el uso de SINPE móvil adhirió más usuarios y transacciones en marzo del 2020 que en toda su trayectoria hasta la fecha.

La pandemia evidentemente forzó a los consumidores a cambiar sus hábitos y costumbres. En este sentido, los comercios y bancos que estaban listos para atender al consumidor ante este nuevo comportamiento se beneficiaron al atender a sus clientes de la forma que requerían y así también capturaron nuevos clientes que buscaban estas facilidades.

En el sector público también se vieron algunas instituciones públicas con la capacidad de adaptarse y responder aceleradamente al nuevo contexto de atender digitalmente a los ciudadanos. Tuve oportunidad como representante de la Cámara de Tecnologías de Información y Comunicación (CAMTIC) de ver de primera mano cómo el Ministerio de Comercio Exterior (COMEX) y la Promotora de Comercio Exterior (Procomer) cambiaron sus estrategias de promoción comercial, creando espacios y eventos virtuales para que las empresas costarricenses siguieran activamente conectadas y desarrollando oportunidades de negocios con sus socios y clientes en el exterior. Sus iniciativas se volvieron 100% digitales, como por ejemplo Seedstars, Crecimiento Verde, Plan Descubre, Aceleración 2020 y Crea-C.

Otro caso que viví de primera mano fue durante el proceso de desarrollo de la Mesa de Diálogo Multisectorial organizado por el Ministerio de la Presidencia que pudo organizar a los 70 participantes, coordinar la entrega de sus propuestas a la mesa, facilitar procesos de participación en la revisión y propuestas, y publicar los resultados, todo digitalmente. Luego, en las reuniones presenciales, facilitaron una amplia participación ciudadana mediante vídeo en redes sociales en vivo.

En general, sin embargo, los casos de éxito de procesos de transformación digital acelerados por la pandemia en el sector público son escasos y no distribuidos equitativamente entre las funciones del Estado. Parece ser, al igual que en el caso del comercio electrónico en Estados Unidos, que quienes ya tenían avances sustanciales en el uso y apropiación de las tecnologías digitales en sus organizaciones pudieron aprovechar esta base para acelerar su madurez.

Como anécdota personal doy un ejemplo de una institución pública cuyo servicio requiere una visita y entrevista personal presencial. El sistema en línea de citas para la prueba de manejo sólo está disponible los días jueves a partir de las 8 a.m. aunque se puede tratar de usar el sistema en cualquier momento de la semana, como venía haciendo yo sin suerte de obtener una cita. Al preguntar a la institución la razón de la falta de espacios para citas, me aclararon que en algún momento los jueves después de las 8 a.m. se liberaban más espacios. Por supuesto el sistema no indica nada de esta incomprensible forma de funcionar ni tampoco le da realimentación al usuario sobre si hay o no citas disponibles, ni siquiera si se han “liberado más espacios” en el sistema a la hora de usarlo. Se evidencia que, en lugar de transformar un proceso de colas y un proceso de citas en nuevos procesos mejorados digitales, simplemente se creó un parche digital a un sistema totalmente analógico.

Entonces, uno se pregunta: ¿Por qué algunas entidades públicas en Costa Rica tienen capacidades de transformarse mientras otras no la tienen? ¿Es la falta de directrices o de visión política desde los más altos niveles?

Yo diría que no es falta de visión política ni de directrices porque desde 2006 el primer decreto del entonces Presidente de la República, Óscar Arias, fue la creación de la Comisión Intersectorial de Gobierno Digital. La visión está claramente orientada a fomentar un nuevo contrato con el ciudadano mediante el acceso y uso de tecnologías digitales para simplificar trámites, aumentar transparencia de la gestión pública y mejorar los mecanismos de participación ciudadana en su interacción con el Estado.

La visión falla en la ejecución

Aunque el país contaba con una visión clara y ha realizado ejercicios de planificación estratégica de la transformación digital – la versión actual es del 2018 y se conoce como “Estrategia de Transformación Digital hacia la Costa Rica del Bicentenario 4.0” – la ejecución ha sido dispersa, totalmente dependiente de las capacidades y voluntades de cada institución y sin la coordinación con métodos estándares para asegurar que todas las entidades progresen uniformemente.

A pesar de esta mediocre capacidad de ejecución, la Encuesta de Gobierno Digital de la ONU publicado en 20201 (E-Government Survey 2020 – Digital Government in the Decade of Action for Sustainable Development) muestra que Costa Rica ha ingresado al grupo de países con una calificación de “Muy Alto” en la métrica compuesta del EGDI (E-Government Development Index) y ubica a Costa Rica en la posición N.56. El indicador EGDI se descompone en tres partes iguales: TII (Índice de infraestructura de telecomunicaciones – Telecommunications Infrastructure Index) + HCI (Índice de capital humano – Human Capital Index) + OSI (Índice de servicios en línea – Online Service Index). De estos tres, es en el índice de HCI en donde Costa Rica recibe la mejor calificación (84 de 100 puntos) y en gran medida por su claridad estratégica y capacidad de ingresar en convenios internacionales para compartir y aprender de las mejoras prácticas. El índice de OSI es el más bajo de los tres componentes (68 de 100 puntos) y demuestra la falta de ejecución evidenciada por la mejora de los servicios públicos. Y finalmente, el índice de TII sigue con una calificación como “Alto” (74 de 100 puntos) pero lleva un asterisco con la mención que el indicador en Costa Rica está “estancado” por no haber demostrado iniciativas significativas de mejora.

Señales de avance y siguientes pasos

Hay razones para esperar avances importantes a partir de este momento en Costa Rica. Se pueden señalar algunos hechos relevantes a continuación que tendrán grandes impactos en el proceso de transformación digital del Estado costarricense en el 2021.

• La Agencia Nacional de Gobierno Digital.

El proyecto de ley de la Agencia Nacional de Gobierno Digital (ANGD) avanzó en 2020 lo que no avanzó en los años anteriores y en días recientes fue aprobada en segundo debate en la Asamblea Legislativa. La ANGD estará adscrita al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones (MICITT) como rector de la ejecución de la política pública en materia de gobierno digital. En el comunicado oficial de la Cámara de Tecnologías de la Información y Comunicación (CAMTIC) mencioné al respecto: “La Agencia le permite al país entrar de forma decidida en el marco de la transformación digital, generando una serie de impactos positivos y relevantes en el desarrollo e impulso del país.”

Esta pieza rectora corrige lo que nos ha entorpecido en la ejecución de la transformación digital desde sus inicios en el país. De esta rectoría, la pieza fundamental es su objetivo de ordenar los estándares de interoperabilidad entre los procedimientos, servicios y sistemas de información públicos. Este “simple” objetivo de estandarizar la interoperabilidad en el Estado es por donde todo sistema de información debe partir.

• Hacienda Digital.

En el 2020 se aprobó el proyecto de transformación digital más grande y ambicioso en la historia del país denominado “Hacienda Digital” y busca transformar ni más ni menos que la gestión de los ingresos y los egresos del país. En 2021 empieza el proceso de diseño e implementación del proyecto que servirá de prueba de la capacidad de gestión de la ANGD.

El proyecto tiene el potencial de marcar un nuevo comienzo en la capacidad del Estado de gestionar un proceso de transformación digital y de incluir en este proceso la vasta experiencia y conocimiento de la industria de tecnologías digitales del país mediante diversas iniciativas de alianzas público-privadas que se desprenden de este ambicioso proyecto.

• Ciudades Inteligentes (“Smart Cities”).

En la publicación Cities in Motion 2020 de la Universidad de Navarra, se ubica a San José, Costa Rica entre las primeras cinco ciudades de América Latina en la posición 114 a nivel mundial en términos de su implementación de tecnologías para mejorar la gobernanza, planificación urbana, gestión de medio ambiente, provisión de servicios a la ciudadanía, entre otros. En 2016 se estableció el Índice de Ciudades Inteligentes para evaluar el desarrollo del país en esta materia y en su edición del 2018 se incluyó la participación más amplia con sugerencias técnicas y conceptuales.

En 2021, se esperan avances en una serie de fuerzas esenciales para la evolución de Ciudades Inteligentes. Una está representado en las reformas en la adjudicación de espectro radioeléctrico para usos 5G así como la creación de un Testbed 5G, las cuales son iniciativas que habilitan las conexiones entre países para desarrollar pruebas de nueva tecnología basada en 5G entre actores públicos y privados.

También debemos enumerar la aplicación de concesiones públicas de obras digitales mediante alianzas públicas-privadas y un nuevo Capítulo IoT/5G dentro de CAMTIC que lidera el desarrollo de la industria de las empresas dedicadas a productos y soluciones digitales basadas en Internet de las Cosas (IoT).

Este conjunto de fuerzas debe detonar un salto en el avance de las Ciudades Inteligentes en Costa Rica. La adjudicación y ampliación de servicios de telecomunicaciones con base en la 5G abrirá una fuente de fondos nuevos para el Fondo Nacional de Telecomunicaciones (Fonatel) con que se podrán articular nuevos proyectos y prioridades de la digitalización del país.

• Reducción de brecha digital.

Como señala la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en su informe, el indicador de desarrollo de telecomunicación (TII) ha estado estancado. Estamos en medio del proceso de construir el tercer “Plan Nacional de Desarrollo de Telecomunicaciones” para el período que inicia en 2021 con el fin de definir las prioridades para los próximos cinco años. En este proceso, la rectoría del MICITT permite priorizar tanto los objetivos de acceso como de uso de las tecnologías digitales. La alfabetización digital de las y los estudiantes, ciudadanos y empresarios es el siguiente capítulo de la reducción de la brecha digital.

Con este propósito claro, se deben ubicar estos proyectos de alfabetización digital entre las prioridades del uso de fondos de Fonatel. Conforme se definen los nuevos objetivos de reducción de la brecha digital, se debe aprovechar la coyuntura para replantear la gobernanza de Fonatel para que incluya las prioridades de más actores especialmente de las asociaciones de desarrollo local del país.

La pandemia cambió al ciudadano costarricense en cuanto a las formas de poder interactuar y de querer interactuar con el Estado. Las instituciones del Estado que estaban listas para interactuar con los ciudadanos y con sus nuevas necesidades y deseos de interacción lograron adaptarse al momento y podrán seguir construyendo servicios digitales con cada vez mayores niveles de madurez. En este proceso, la Agencia Nacional de Gobierno Digital debe servir de guía y de rector de estándares y de interoperabilidad. El proyecto de Hacienda Digital servirá de vértebra digital para catalizar una diversidad de proyectos de transformación digital mediante alianzas público-privadas.

Este año debemos ver una explosión en iniciativas de Ciudades Inteligentes habilitadas por la adjudicación del espectro para 5G y con la implementación del Testbed 5G en donde la industria nacional – ahora organizada bajo el Capítulo de Iot/5G de CAMTIC – coordina con el Estado y la academia para desarrollar y desplegar nuevas soluciones basadas en estas tecnologías emergentes.

Finalmente, en 2021 se espera contar con avances importantes en la reducción de la brecha digital, con un Fonatel fortalecido tanto por los nuevos ingresos que 5G permitan, pero también por una actualización de los objetivos del Plan Nacional de Desarrollo de Telecomunicaciones que se extienda para explorar no solo la ampliación del acceso sino también el uso de las tecnologías digitales.

Las oportunidades que brindan estas cuatro iniciativas – ANGD, Hacienda Digital, Ciudades Inteligentes, Reducción de Brecha Digital – no se manifestarán sin la vigilancia y el esfuerzo unido y participativo de las entidades del estado, con el apoyo de la industria, academia y de la sociedad civil costarricense. La interpretación correcta es verlas como una invitación a participar activamente en un nuevo capítulo de la transformación digital del Estado costarricense.

Los contenidos publicados expresan la opinión del autor y autora, y no necesariamente la visión de la Fundación Konrad Adenauer.

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