Investigación sobre problemáticas migratorias de ngäbes y miskitos reveló carencia de datos confiables, lo que dificulta tratar sus problemáticas Costa Rica debería llevar a cabo un censo poblacional indígena que permita conocer la especificidad y transversalidad de condiciones de estos grupos, generando una hoja de ruta a nivel nacional.
Esta fue una de las recomendaciones dadas en el estudio “Sistematización de Información para la Identificación de Rutas Migratorias de las poblaciones indígenas ngäbe y miskita en Costa Rica”, realizado por el Observatorio del Desarrollo de la Universidad de Costa Rica.
La investigación fue un proyecto conjunto de la Fundación Konrad Adenauer con la Dirección General de Migración y Extranjería (DGME), efectuado por el Observatorio de Desarrollo de la Universidad de Costa Rica, y los resultados fueron presentados en julio del 2020.
El estudio buscaba visibilizar las problemáticas migratorias en el país, específicamente de la población indígena ngäbes y miskitos, así como sus derechos y garantías, y los retos que se debe plantear el Estado en pro de los derechos humanos.
Según los investigadores, ambas poblaciones, a pesar de ser indígenas y migrantes, viven condiciones muy distintas.
La población ngäbe es transfronteriza y se ubica en una zona rural, mientras que la miskita se ubica en el Gran Área Metropolitana (GAM) donde hay mayor posibilidad de acceder a bienes y servicios.
Asimismo, el informe servirá de base para la toma de decisiones sobre iniciativas y programas ya existentes en la Dirección General de Migración y Extranjería (DGME).
Según reveló la investigación, en el país hay proyectos, tratados y leyes que tienen que ver con estos pueblos, sin embargo, no se ha logrado el impacto y el alcance para solventar sus necesidades.
Pese a que se han realizado estudios sobre esta población, la mayoría son académicos o de instituciones y de organismos internacionales, y se basan en datos construidos por otras entidades como el Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC) o el Ministerio de Salud.
Faltan entonces estudios de campo o donde se involucre a ngäbes y miskitos y ese vacío de información es “un reto que se debe de abordar previo al proceso de formación de políticas públicas, principalmente respecto a la población miskita que ha sido menos estudiada, en comparación con la ngäbe”.
Los investigadores destacaron también que no existen bases de datos ni monitoreo, ni ninguna otra herramienta que generen datos confiables y constantes sobre estas poblaciones.
Otro de los problemas encontrados es la ausencia de articulación de esfuerzos entre instituciones estatales, organizaciones no gubernamentales (ONG) y organismos Internacionales, los cuales trabajan para solventar las problemáticas y las condiciones de vulnerabilidad en las que viven estos habitantes. “…estas acciones son aisladas y desarticuladas entre las distintas instancias; por lo que una de las principales recomendaciones es promover proyectos interinstitucionales e intersectoriales en relación al manejo integral de ambas poblaciones y así impedir duplicidad de labores”, detalla el estudio.
De esa manera, agregan los investigadores, se podrán realizar acciones más eficientes en función de los recursos humanos o económicos disponibles en la gestión pública.
En el estudio también se propone a la DGME llevar a cabo un plan de acción en materia laboral y migratoria, prestando especial atención a las demandas y necesidades particulares de cada población, por medio de la participación y consulta directa.
Además, con los datos del censo propuesto en esta investigación se podría generarse una política pública sobre migración indígena, donde se aborden ambas poblaciones con un enfoque multicultural, plural y diverso.
Los contenidos publicados expresan la opinión del autor y autora, y no necesariamente la visión de la Fundación Konrad Adenauer.
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