El drama de periodistas nicaragüenses en el exilio

Por Yanancy Noguera y Nicole Fonseca

Lucía Pineda Ubau es periodista desde 1994, cuando aún era estudiante en Nicaragua. Nació en ese país aunque ahora no haya evidencia de su existencia allí pues el 15 de febrero le retiraron su nacionalidad y borraron todas las huellas de los 49 años de su vida.

Lucía habla con fuerza, sin miedo, sobre sus vivencias. Esas experiencias representan, en buena medida, la de muchos de sus colegas y compatriotas.

En diciembre de 2018 la encarcelaron luego del asalto que hicieron la policía y fuerzas paramilitares al canal de televisión 100% Noticias, donde trabajaba, y aún trabaja.

“Pasé de la sala de redacción a una cárcel oscura y de tortura”. Estuvo encerrada al mismo tiempo que el director del medio, Miguel Mora. El clamor internacional fue importante para su liberación. Estuvo encarcelada durante seis meses, salió el 11 de junio de 2019, y dos días después llegó a Costa Rica pues ella también tiene nacionalidad costarricense (la única que legalmente le queda). Hoy la periodista vive y trabaja en Costa Rica.

Lucía es parte de un grupo de periodistas que perdió su nacionalidad, a quienes se le impusieron penas perpetuas y les confiscaron sus bienes, pese a que la Constitución Política de ese país lo prohíbe. 317 ciudadanos padecen esta persecución y orden de castigo.

En el 2018 a Lucía, Miguel Mora y otras personas les quitaron el canal y ahora, dice Lucía, “me robaron mi casa de habitación, la que yo misma construí”.

Más de 100 personas

El drama humano de Lucía es el mismo de decenas de periodistas nicaragüenses en el exilio.

En julio de 2022 el diario La Prensa de Nicaragua, cuyas instalaciones habían sido ocupadas por la policía en 2021, informó que toda su redacción había sido sacada de allí y que seguirían trabajando desde el exterior. Ese fue el anuncio del primer medio que, en su totalidad, opera totalmente fuera del país.

En Costa Rica laboran alrededor de 15 periodistas, hay otros en distintos países. Estas personas salieron, en grupos, pasaron la frontera de Peñas Blancas por “punto ciego” y llegaron a San José donde ocuparon residencias temporales comunitarias durante varios meses. Algunas de sus familias, parejas, hijos, también se han trasladado a Costa Rica y procuran comenzar una nueva vida.

En 2018 las instalaciones del medio digital Confidencial y sus programas televisivos Esta Semana y Esta Noche también habían sido ocupadas. La empresa está radicada, jurídicamente, en Costa Rica, al igual que su director Carlos Fernando Chamorro y parte de su equipo de colaboradores.

En los últimos meses el cierre de medios se desarrolló de forma sistemática: alrededor de 40 fueron cerrados, una buena parte emisoras de radio.

No todos los medios han logrado la formalidad. La Fundación por la Libertad de Expresión (FLED), con sede en Costa Rica, anteriormente Fundación Violeta Barrios de Chamorro, estima que hay aproximadamente 20 medios de comunicación que operan en el exilio en San José y provincias cercanas.

Se estima que hay alrededor de 150 periodistas nicaragüenses trabajando en Costa Rica y se conoce que una buena parte viven en casas de alquiler y no cuentan con seguridad social. Además, en los últimos meses, al menos tres periodistas han denunciado el bloqueo de sus cuentas en bancos privados de Nicaragua.

¿Por qué?

¿Qué busca el régimen Ortega Murillo con la persecución?

“Que dejemos de informar, que nos callemos, que tiremos los guantes y dejemos la profesión (…) pero el compromiso sigue de parte mía por la libertad de prensa en Nicaragua. Cada letra, cada artículo que escribimos, es una batalla ganada, es una victoria, porque para la dictadura nosotros tendríamos que desaparecer”.

Sin embargo, aún hay periodistas que, clandestinamente, trabajan en Nicaragua. Así lo explicó Lucía Pineda:

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“No hay libertad de prensa. Nosotros hacemos la lucha desde fuera, desde acá de Costa Rica, para luchar por la libertad de prensa, para que llegue esta información que generamos acá, desde Costa Rica, a nicaragüenses que aún nos están leyendo, que ven nuestras plataformas, Facebook, Twitter, Youtube”.

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El trabajo a distancia no es fácil. Pero, como dice Lucía, “Nicaragua ama a sus periodistas”.

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Países, organizaciones de derechos humanos y promoción de la libertad de prensa, así como personas a nivel individual, son quienes sostienen el trabajo de estas personas y de sus medios.

¿Qué debe ocurrir para que haya nuevamente libertad de prensa en Nicaragua?

Como dice Lucía Pineda: “Nosotros no podemos callar”.

Los contenidos publicados expresan la opinión del autor y autora, y no necesariamente la visión de la Fundación Konrad Adenauer.