Silvia Castillo, periodista
30 septiembre, 2022
  • Se combina un Estado de bienestar y un Estado neoliberal.
  • Experto explica que, contrario a lo que a veces se cree, el país tiene políticas de salud, educación y empleo para la población desde mucho antes de la guerra civil del 48.

Costa Rica vive hoy con varias versiones históricas de Estado que se conjugan. Lo que se heredó del pasado, un Estado de bienestar, y también los intentos de transformarlo a partir de visiones externas, un Estado neoliberal. 

Así lo describe David Díaz Arias, director del Centro de Investigaciones Históricas de América Central y catedrático de la Universidad de Costa Rica cuando se le consulta sobre qué tipo de Estado tenemos actualmente en el país. 

No es extraño en un país sui géneris como Costa Rica donde las políticas y el compromiso con la educación y la salud inicia desde principios del siglo XX, con médicos de pueblo financiados por el Estado, que se dedicaban a hacer rutas para atender a la población, había campañas dedicadas a fomentar la leche materna y el bienestar de las madres; y un compromiso con la educación que inició desde la década de 1880 y permitió que en 1927 el país tuviera en la zona urbana hasta un 60% de personas que sabían leer y escribir, y las escuelas de primeras letras estuvieran muy extendidas. 

“Este tipo de herramientas no fue que se consiguieron, como a veces un poco ingenuamente se cree, después de 1948…Costa Rica tiene esta insistencia en políticas de salud y políticas educativas de atención de la población y de un Estado dedicado a crear empleo, desde mucho antes de la guerra civil del 48”, explicó Díaz. Él prefiere llamarlo Estado de bienestar y no Estado benefactor.

Ese Estado de bienestar se fortalece luego en los gobiernos de Rafael Ángel Calderón Guardia y José Figueres; aparece el Estado empresario en la década de los años 70, ocurre la crisis de los años 80 y 81, y a partir de 1982 hay un dominio del pensamiento liberal o neoliberal, detalló el historiador.

“Yo veo este Estado en una especie de ensayo que ha quedado de los intentos de transformación del pasado”. 

El catedrático cree que actualmente este tipo de Estado tiene las condiciones para atender los retos futuros del país, gracias a la institucionalidad que permite que haya una redistribución. “El Estado de bienestar apuesta por la idea de que la institucionalidad pública no solamente tiene una responsabilidad de dejar que el mercado se autorregula sino que  tiene la responsabilidad de evitar que produzca fisuras sociales”, expresó.

¿A qué debería aspirar un país como Costa Rica? Diaz citó como ejemplo a los países del norte europeo donde se ha hecho una gran inversión en educación y salud. “En los Estados socialdemócratas nórdicos, incluyendo en este grupo al Estado Alemán (y su modelo de economía social de mercado), la educación privada y la salud privada son cosas raras, porque el sistema de educación pública y de salud es muy eficientes …En un lugar como Alemania a nadie se le ocurre mandar a hijos a escuelas privadas porque la escuela pública está en el mismo nivel o quizás más alto. Ese modelo es el modelo al que yo aspiraría”.

PolítiKAS en línea entrevistó a David Díaz y estas son parte de sus respuestas.

-Algunas personas siguen pensando que aún tenemos ese Estado benefactor ¿Qué tipo de Estado tenemos hoy?

Creo que en Costa Rica en estos momentos hay varias versiones históricas del Estado que se conjugan, no una única, y que expresan parte del derrotero histórico, lo que se heredó del pasado y también los intentos de transformar ese Estado a partir de visiones externas. En términos de institucionalidad, Costa Rica responde a la organización de República del siglo 19 dividida en tres poderes plenamente identificados en sus labores, se respeta la diversidad de estas instituciones y también la separación de esos poderes. 

Estado benefactor es que esa palabra no me hace mucha gracia porque suena como si el Estado fuese un ente que da dádivas o que da ayudas, y realmente ese no es el sentido con que se imaginó la socialdemocracia al Estado de bienestar que me gusta más como concepto. Este tipo de Estado también tiene sus raíces en el siglo XIX porque el liberalismo costarricense, contrario a otros liberalismos, puso énfasis en políticas educativas y de salud pública que permitieron que ambos elementos, educación y salud pública, se extendieron entre las clases sociales y conforme pasa el tiempo también geográficamente. Políticas como el cuidado de los infantes aparecen desde principios del siglo XX, el cuidado en términos de salud pública, de médicos de pueblo financiados por el Estado que se dedican a hacer rutas para observar a la población, dar consejos, etc. La primera colaboración del Estado fue con vínculos internacionales para que las personas no defecaran en donde se les ocurriera o bien se lavaran las manos. También campañas dedicadas a la madre, al bienestar que tenía para los hijos e hijas, eso desde los años 20 y muestra una colaboración fuerte entre maestras-os y autoridades de salud. A esos antecedentes la gran reforma social del 40-43 los institucionalizó en el sentido que el Estado costarricense creó un grupo específico de instituciones dedicadas a la labor de la salud pública y eso complementó el compromiso que ya tenía con la educación, que viene desde la década de 1880 y que hizo que Costa Rica ya tuviera hacia 1927, en la zona urbana, hasta un 60% de personas que sabían leer y escribir y en zonas rurales también. Las escuelas de primeras letras estaban muy extendidas.

El otro elemento que la reforma social desarrolló fue una concentración en las necesidades que la población venía arrastrando con la crisis del 29 y la década del 30, que es una década que se vive con mucha pobreza especialmente en las zonas urbanas. Había mucha gente desempleada por efecto de la depresión mundial y pocas oportunidades laborales. El Estado costarricense con (el entonces Presidente) León cortés siguió el ejemplo del Presidente de Estados Unidos, Franklin Roosevelt, de crear empleo a partir de obra pública, invertir en la apertura de caminos, de construcción de escuelas, para que la gente desempleada tuviera espacios laborales y por eso la mayoría del país fue rotulada o abierta en términos de caminos por esa administración: Por eso hay puentes, escuelas, con el título “Construido bajo la administración de León Cortés”, por todas partes. Se construyeron casas para gente pobre y hubo una política también del calzado escolar que llevó al gobierno a regalar miles de pares de zapatos en 1940 y a la creación del seguro de salud que luego se vuelve universal a principios de la década del 60. 

Este tipo de herramientas no fue que se consiguieron, como a veces un poco ingenuamente se cree, después de 1948. Si uno revisa libros dedicados a la educación primaria o secundaria se hace esa partición: el Estado liberal hasta 1948 y luego el Estado benefactor y realmente no, Costa Rica tienen esta insistencia en políticas de salud y políticas educativos de atención de la población y de un Estado dedicado a crear empleo desde mucho antes de la guerra civil del 48. Está bien establecido en la Constitución del 49, el Estado costarricense tiene un compromiso con la vida, y ese compromiso se expresa no sólo en cuestiones de preservación de la vida, sino que el Estado da instrumentos para que un niño que nace crezca con educación y con acceso a la salud.  Esa Constitución, es importante señalarlo, es la de 1871 reformada con la reforma social del gobierno de Calderón Guardia que luego se amplía en gobiernos de Liberación Nacional, pero la base central de eso que llamamos Estado de bienestar estaba definida desde antes de la guerra civil y eso sí se fortifica.

El Estado luego entra en una serie de cuestionamientos que surgen a partir de la crisis económica de 1980-81. Es una crisis de la deuda externa que deja en evidencia que el Estado que habían creado los gobiernos entre el 70 y el 78, eso que se llama Estado empresario, era muy costoso para el país. La creación, por ejemplo, de Codesa (Compañía de Desarrollo de Costa Rica S.A) que se suponía iba a crear empresas o proyectos industriales que luego iban a pasar a manos privadas, se comió una gran parte del presupuesto y de los préstamos internacionales que obtuvo Costa Rica en los años 70.

La crisis que ocurre después en el 80-81 ocurre por la creación de empresas gigantes por parte del Estado sin un contenido presupuestario real.  Esto lleva a que un grupo de economistas y políticos visualizaran la oportunidad de transformar instituciones estatales que ellos pensaban le ponían un cerrojo a la economía costarricense para abrirse al mercado global: el monopolio de la banca estatal, de la electricidad y las telecomunicaciones y también metieron en el paquete la educación pública y el sistema de salud. Cargaron parte de la culpa al excesivo gasto estatal en otras instituciones.

Ese momento de crisis lleva a un conjunto de ajustes que luego se van a llamar ajustes estructurales, uno en el 85, otro en el 89 y otro tercero en el 95 y a la par de esos ajustes hubo un proceso de apertura a los monopolios que señalamos

Afortunadamente la tesis más radical no triunfó. Triunfo más bien una de cambio por etapas y esa tesis llevó a que Costa Rica experimenta, lo que señalé al principio, lo de tener diferentes versiones de Estado a la vez, trabajando a la vez, aunque desde el 82 hay un dominio del pensamiento liberal o neoliberal en políticas económicas 

Yo veo este Estado en una especie de ensayo que ha quedado de los intentos de transformación del pasado. Yo diría que todos esos intentos surgieron de buenas conciencias, no me imagino a los reformadores que puedo citar utilizando esto para fines privados, o para fines individuales, pero sí que ha tenido efectos sobre las clases sociales. El sistema de privatización de la educación, en el sentido de la extensión de más centros privados, lleva a que las clases medias inviertan en educación privada para sus hijos mientras que se deja al garete la educación pública, primaria y secundaria. Esto es muy importante porque las clases medias son las que se vuelven más contestarias en gobiernos democráticos para que los servicios públicos funcionen. Cuando la clase media renuncia a ejercer presión para que los servicios públicos funcionen bien y se decide a pagar servicios privados en términos de salud y educación, los servicios se deterioran y no hay contrapeso en esa discusión.

¿Tiene el Estado actual las condiciones para atender los retos futuros del país?

Pienso que sí, si tiene a mano toda la institucionalidad que hemos señalado y permite que haya una redistribución. Eso es lo que me parece importante del Estado de bienestar, apuesta por la idea de que la institucionalidad pública no solamente tiene una responsabilidad de dejar que el mercado se autorregule sino que tiene la responsabilidad de evitar que el mercado produzca fisuras sociales y también de que sea el mercado el que decida quienes son los triunfadores y perdedores de los procesos económicos.

En los Estados socialdemócratas nórdicos, incluyendo en este grupo de países a Alemania (con su modelo de economía social de mercado), la educación privada y la salud privada son cosas raras, porque el sistema de educación pública, o de salud es muy eficiente y tiene todas las ventajas que produce el cobro de este tipo de seguros universales. En Alemania a nadie se le ocurre mandar a hijos a escuelas privadas porque la escuela pública está en el mismo nivel o quizás más alta, ese modelo es el modelo al que yo aspiraría.

Entonces este Estado costarricense está prácticamente entre una cosa y la otra. Creo que la preservación de esos elementos que hicieron diferente a Costa Rica en el contexto centroamericano, que evitaron que Costa Rica entrara en procesos de guerrilla popular y de confrontación fuerte entre grupos paramilitares y grupos guerrilleros, como sí ocurrió en El Salvador, Guatemala y Nicaragua, que evitaron también entrara en una crisis social de enfrentamiento de clases después de la crisis económica del 80-81, tiene esos instrumentos allí y tiene que ver cómo los preserva. 

Lamentablemente lo que ha pasado en los últimos 20 años es dejar a la mayoría de la población a merced del mercado y en ese sentido ir rompiendo cada vez más la relación entre república democrática y bienestar social. Cuando eso se rompe uno de los primeros síntomas es la desatención de la gente con sus derechos democráticos como votar. Ya no tienen una identidad con los partidos políticos porque considera que independientemente de por quién se vote van a ser iguales los resultados. 

Costa Rica tiene ese problema desde finales del siglo pasado, el porcentaje de gente que no asiste a las urnas ha crecido tremendamente. Eso está a la par de un crecimiento de la desigualdad en el país.

Es cierto que las reformas que se hicieron después de los años 80, gracias también a la estructura preexistente, hicieron que el país fuera menos pobre, pero lo que ha ocurrido es que ha fortificando la desigualdad entre unas clases y otras hasta el punto de casi anular la clase media. Si ese rumbo continúa el problema será que el país no resista esa desestructuración social. Lo importante es que esa institucionalidad permite que ocurra la redistribución, que los que más tienen más paguen en términos de impuestos, y que esos impuestos el Estado los invierta en los servicios públicos para mejorarlos, y hacerlos más eficientes, ese tipo de relación crea la posibilidad de preservar lo mejor del país.

Una de las críticas es la gran cantidad de instituciones que tiene el Estado y los altos salarios. ¿Habrá que realizar cambios?

Ya están realizándolos desde hace rato, probablemente el primero fue el intento de llevar trabajadores públicos a la empresa privada, la primera vez en época de Oscar Arias en su primer gobierno y la segunda durante la administración de Rafael Ángel Calderón Fournier. Ese intento hizo que bajara la planilla de algunas de estas instituciones, pero es interesante que luego esa planilla volvió a crecer otra vez en un gobierno de Oscar Arias. La planilla creció y también creció el gasto porque el Estado trató de crear un escudo contra la crisis económica y la depresión que se originó en el 2006 a partir del alza en los salarios públicos. Eso hizo que el gasto del Estado creciera enormemente. Es decir, no fue el modelo el que creó este tipo de privilegios, el sistema trató de favorecer a los que menos tienen, pero en vista de que la estructura está compartida, también se benefician los de más arriba. El modelo de Estado de bienestar no creó este tipo de privilegios como los llaman y el tipo de soluciones que se han dado para enfrentarlos no han tenido en cuenta la diferencia entre estos poquitos que ganan mucho y la mayoría que no ganan mucho.  

El Estado puede despedir gente y puede seguir evitando que los salarios crezcan, pero eso va a redundar en malos servicios o que los servicios que estaban bien se caigan y los que reciben estos servicios son la mayoría de la población, no la que puede pagar los centros privados. El sistema sigue igual porque lo que el país nunca ha hecho es una reforma real que le cobre mucho a los que más tienen y menos a los que menos tienen. Esa reforma desde que se planteó la primera vez en 1917, que produjo un golpe de Estado, no se ha vuelto a plantear en esos términos.

Es lamentable que Costa Rica no se parezca a un Estado de bienestar en eso, no tiene impuestos de Estado de bienestar como Canadá, como Dinamarca, como Noruega, como Alemania. No tasa a los que más tienen para poder llevar adelante la redistribución de esos recursos, sino que básicamente los impuestos son los universales, el impuesto de venta que lo paga cualquier persona que vaya a comprar algo o algún servicio, el impuesto de la renta que principalmente se cobra a los asalariados.

Los contenidos publicados expresan la opinión del autor y autora, y no necesariamente la visión de la Fundación Konrad Adenauer.

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