Silvia Castillo Nieto, periodista
1 septiembre, 2023
  • Bandas locales en América Latina pasaron de ser “empleados” a ser socias, lo que las fortalece. 
  • Experto explica qué son y cómo funcionan la gobernanza criminal, la globalización desviada y la convergencia criminal.

Trabajar juntas sin importar el tipo de delito en que se especialice cada una y extender los brazos hacia todos los rincones donde exista un grano de corrupción, son algunas de las tácticas que utiliza actualmente el crimen organizado en América Latina.  

Hoy funcionan como una corporación transnacional ilegal con contactos en Asia y Europa, que se aprovecha de las paupérrimas condiciones de vida de muchos latinoamericanos y del deseo de algunos políticos y gobiernos por enriquecerse.

El cambio en poco más de una década es notorio. Dejaron de trabajar por separado, una especializada en traficar drogas, otra armas y otra en blanquear capitales, y decidieron delinquir unidas lo que vino a fortalecerlas.  En el camino otros aprendieron y gracias a eso se asociaron con las bandas y pandillas locales. 

Cuentan además con la asesoría de jóvenes profesionales que se graduaron de prestigiosas universidades y aceptaron colaborar con tal de que les paguen los préstamos que obtuvieron para estudiar. 

Mientras el crimen organizado se mueve rápidamente y hace años cambió la manera de trabajar, las fiscalías de la región continúan combatiendo con las mismas estructuras de hace 15 años y siguen realizando acciones paliativas como incautaciones, arrestos y decomisos. ¿Qué se podría hacer diferente para combatir los delitos que nos azotan diariamente y acaban con la vida de miles de latinoamericanos?

Esto y muchos detalles más sobre qué son y cómo funcionan la gobernanza criminal, la globalización desviada y la convergencia criminal los explicó el experto Alejo Campos, director regional de Crime Stoppers International para el Caribe, Bermudas y América Latina durante una entrevista con PolitiKAS en Línea. 

Crime Stoppers International para el Caribe, Bermudas y América Latina abrirá en los próximos meses una oficina en Costa Rica. Se trata de una organización global sin fines de lucro, comprometida a apoyar los esfuerzos de aplicación de la ley para prevenir y resolver el crimen al movilizar a los ciudadanos para que compartan información de manera anónima sobre el crimen y las sospechas de actividades ilegales.

 -¿Cómo operan hoy las organizaciones criminales en América Latina? 

-Años atrás, y le diría que tal vez poco más de una década, existían diferentes organizaciones de crimen transnacional que se dedicaban a diferentes activos: unas al tema de drogas, otras a la trata y el tráfico, otras al tráfico de armas, otras al tema de blanqueo de capitales, otras que veían los temas de corrupción criminal.  Cada una operaba en forma independiente y con el correr de los años se dieron cuenta que podían ser más fuertes, más efectivas y ganar más dinero si trabajaban juntas. ¿Por qué? Porque al final todas trabajaban en los mismos mercados, utilizaban las mismas rutas para movilizar sus productos, los mismos puertos, las mismas aduanas, y casi que todos los mismos bancos para lavar el dinero. 

Se dieron cuenta que trabajaban con los mismos actores de la corrupción, porque en definitiva los funcionarios que deciden ser corruptos son aquellos que tienen capacidad de toma de decisión en instituciones que son claves para movilizar todos estos productos o para proteger a los criminales. Se dieron cuenta que era mucho mejor trabajar juntos y se empezaron a reunir en lo que nosotros llamamos las corporaciones criminales. De la misma forma que una multinacional legal tiene oficinas en varios lugares, diferentes departamentos, diferentes productos y marcas que mueven en el mundo, el crimen organizado ha hecho lo mismo. Eso los ha hecho mucho más fuertes y ha debilitado la persecución criminal porque del lado de las instituciones dedicadas a la aplicación de la ley y a la investigación, todavía siguen funcionando con estructuras de hace 10 y 15 años en donde hay una fiscalía especializada sólo para narcotráfico, una fiscalía solo para la trata de personas, y eso hace que uno pierda la fotografía total del negocio criminal.

Es importante destacar que el crimen organizado lo único que busca a nivel global es generar dinero. Cuando vemos hechos de violencia, ajustes de cuentas y sicariato, son actividades paralelas y necesarias muchas veces para fortalecer el control territorial que ellos tienen. Pero el objetivo no es generar violencia, es generar dinero y esa es una de las principales diferencias con los grupos terroristas. El terrorista sí quiere generar violencia, sí quiere hacer un reclamo ideológico. Hoy en día ya ni siquiera es el dinero porque acá nos enfrentamos ahora con nuevas formas como los criptoactivos que ya no tiene que ver con dinero en dólares o en euros, sino que tiene que ver con otros valores económicos. Entonces ya no tiene sentido perseguir dólares, porque el producto de todos estos ilícitos muchas veces no se transfieren en dólares, se transfiere en criptoactivos o en otros valores que comercialmente son mucho más fácil de mover alrededor del mundo: oro, alhajas, obras de arte, ahora el arte digital. Esto hace muy complicada la persecución criminal.

-Las bandas locales o pandillas ¿Son enemigas o amigas de las corporaciones criminales?

Para poder operar en los países, estas organizaciones criminales transnacionales utilizan a las bandas locales, a las pandillas, maras, como les llamamos en Centroamérica. Al igual que una corporación legal, cuando quieren hacer un negocio en un país determinado, no van a abrir oficinas nuevas, sino que lo que van a hacer es buscar aquellos actores económicos que conocen el territorio, conocen a los actores claves, saben a quién corromper y a quién no. Lo que hacen es identificar a estas bandas locales y asociarse con ellas. 

También hubo un cambio muy interesante en las propias bandas. Al inicio estas bandas simplemente se presentaban como un empleado de esta estructura criminal.  Les decían: te vamos a pagar tanto por esta actividad, a veces el pago podía ser en dólares, pero también podía ser en especie,  con productos del contrabando, cocaína o armas, o sea, les pagaban con parte de lo que ellos tenían que mover. Eso obligaba a las estructuras locales pequeñas a meterse en el negocio ilegal de la venta de droga, la venta de armas y entonces se empezaban a meter en el negocio criminal local. ¿Qué pasó con esto? Estas bandas locales dijeron: por qué vamos a ser empleados si al final nosotros controlamos el territorio, queremos asociarnos con ustedes y se asocian. Ya no son la bandita local de ese municipio, sino que son parte de una estructura de crimen organizado que obedece a un sistema piramidal criminal y eso les da un brazo fuerte para ejecutar ese poder en el territorio.

A nivel de crimen organizado, el mejor currículum es cuanto más control tengo de ese territorio. Entonces, con 20 manzanas nadie del crimen organizado trasnacional me va a hacer caso. Yo necesito expandir mi territorio y ahí empiezan los conflictos con los otros pequeños grupos para tomar posesión de esos territorios. Ahí vienen los conflictos, el sicariato, se matan entre ellos. 

Todo esto lamentablemente es un círculo que ha generado y sigue generando en Latinoamérica movimientos forzados de la gente, la expulsión de la gente y lo que alimenta, por ejemplo, los flujos migratorios irregulares que terminan siendo un negocio en sí mismo. A partir de la migración irregular hay servicios legales que se brindan: transporte, alimentación, alojamiento. Entonces cada vez más esto termina siendo un gran negocio, el tema de la migración irregular y todo está relacionado. Lo vemos, por ejemplo, en el paso de Darién acá en Panamá. Ya han pasado creo que son 400 mil migrantes irregulares en lo que va del año, una cifra récord. El año pasado terminamos con 240 y pico mil ya vamos casi que duplicando esa esa cifra y pensemos que cada uno de esos migrantes como mínimo más allá de lo cobra un coyote, más allá de lo que le puedan robar, como mínimo, está gastando unos US$300, US$400, por la travesía solo desde Colombia para Panamá y entrar a Costa Rica. Multipliquemos eso por 400.000 personas, es muchísimo dinero que se está moviendo. 

Hoy en día los seres humanos para las estructuras de crimen organizado, representan uno de los activos económicos criminales más grandes. El crimen organizado y las economías ilícitas en realidad obedecen a una relación de oferta y demanda de productos, en donde los productos que se ofertan y se demandan son ilegales, estamos hablando de pueden ser drogas, pueden ser cigarrillos, pueden ser bebidas alcohólicas, armas y personas. El flujo de esto, como en cualquier economía, va de los países con menos recursos que son los que mandan las materias primas, incluyendo personas, hacia los países donde demandan estos productos o servicios que son los países más desarrollados económicamente y que tienen la capacidad de poder pagar un gramo de cocaína por US$400, una explotación sexual de una mujer o de una niña por US$200. 

En la medida de que nuestros gobiernos no le den oportunidades mínimas de vida digna a las personas, las personas se enfrentan con enormes necesidades económicas, sociales, culturales, eso viene a alimentar las filas del crimen organizado.

Esto es lo que llamamos la convergencia criminal, porque trabajan de la mano del sistema político o de los gobiernos de turno, un estatus quo político que toma decisiones y obviamente esto los beneficia. 

Esto es una degradación humana que se ha hecho en estos últimos 40 años, en donde ahora tenemos ciudadanías totalmente debilitadas, que es muy fácil que formen parte como colaboradores o socios activos de cualquier estructura, y en donde hay una transformación de valores. 

-¿Podemos cambiar esta situación? ¿Existe alguna salida?

Ahora el valor principal que toda la gente persigue es el dinero y el acceso al dinero y lo que el dinero da acceso a las personas. Frente a esa situación las personas deciden buscar por cualquier camino hacer dinero, de la forma más fácil posible, porque eso les va a dar determinado acceso a una parte del mundo en la cual ellos están excluidos y que el propio sistema los excluyó y claro cuando esa necesidad y ese valor totalmente económico de la vida está impregnado y posicionado en las personas, es muy difícil cambiarlo.

El cambio es posible, sí, claro que siempre es posible. El tema es que tenemos que entender que a lo que llegamos hoy es a un proceso que se viene gestando hace 40 o 30 años para atrás. Tratar de cambiar esto va a ser un proceso de 30 años para adelante.

La salida es muy difícil porque no nos estamos planteando en América Latina que queremos de aquí a 30 años y en consecuencia realmente hacer un pacto social, no político, más allá del gobierno que está de turno, estos son los lineamientos que sí o sí hay que avanzar, sean de izquierda, centro o derecha, hacia acá tenemos que avanzar. El cambio de ese punto de vista es muy complicado. Se siguen haciendo acciones paliativas, incautaciones, arrestos, decomisos, embargos de cuentas bancarias, sí, pero no estamos yendo al meollo del asunto

Hoy en día, por ejemplo, el tema de las minerías ilegales, hay que entenderla y rápidamente tenemos que actuar, ser proactivos. La reconversión energética que el mundo se ha planteado involucra necesariamente la existencia de determinados minerales críticos y tierras raras, y ahí es donde está la lucha hoy en el mundo de la globalización. Sin estos minerales críticos y tierras raras, no se va a generar el cambio energético y el cambio en la economía que va todo hacía autos eléctricos, inteligencia artificial, data análisis, todo necesita el uso de estos de estas materias primas. 

América Latina está parada sobre una gran mina de todos estos minerales, y la minería ilegal es enorme porque el crimen organizado rápidamente encontró esto como un activo criminal, están haciendo extracciones ilegales y los terminan vendiendo a las grandes economías que necesitan de esto para seguir avanzando. Pero, no lo estamos viendo de un punto de vista criminal, entonces no estamos legislando, ni estamos preparando a nuestro sistema de justicia, policías, fiscales, bancos, jueces en este sentido, 

Estamos lentos, siempre vamos muchos pasos atrás del crimen organizado. Además en sus filas tienen a los mejores economistas, a los mejores abogados, a los mejores contadores, a los mejores de todas las propias profesiones, porque ellos tienen un sistema con el cual identifican en las universidades a los chicos que terminan sacando préstamos educativos y que quedan embargados por el resto de la vida. Les pagan los préstamos con la condición de que luego vengan a asesorarlos a ellos.

Nos encontramos con los mejores abogados de las prestigiosas universidades que lo que hacen es estudiar los marcos normativos de todos nuestros países para ver en qué país la ley es más flexible, más débil o simplemente no existe, entonces ahí es donde se puede implementar esta parte de la cadena. O sea,  lo podemos hacer en este país porque vamos a estar protegidos porque la ley, este otro lo podemos hacer en este otro país y así van actuando y arman toda su estructura criminal a nivel transnacional. Este concepto de la globalización desviada, justamente tiene que ver con cómo el crimen organizado usa los beneficios de la globalización.

A nivel local tiene otro nombre: gobernanza criminal, porque al final estas bandas generan una gobernanza en el territorio donde operan, controlan a la gente y controlan la normativa de ese lugar, controlan el comercio de ese lugar. Ellos deciden qué se vende y que no se vende y generalmente lo que se vende son productos de comercio ilícito, siempre hablamos de los tres grandes commodities, el cigarrillo, las bebidas alcohólicas y las medicinas que además son productos de altísima demanda en los mercados.

Ellos crean sistemas culturales como es la pandilla MS-13 en El Salvador. Más allá de ser una pandilla y la parte violenta que uno le puede atribuir, son un movimiento social en sí, tienen un código cultural, una identificación cultural a través de sus grafitis, de sus tatuajes, de sus ritos, de sus costumbres. Desarticular una pandilla como esa no se trata solo de meter a la gente presa, porque uno puede meter a todos presos, pero en el ideario 

La forma en que la gobernanza criminal y la globalización desviada se relacionan tiene que ver con la convergencia criminal, que es cuando estas estructuras de crimen organizado se asocian a trabajar con el sistema político o el sistema de gobierno de turno. Hoy vemos que los casos grandes de narcotráfico no son colombianos, son Colombia, Panamá, Ecuador, Dubai, España, algún país asiático, algún banco en algún país del Caribe… Ellos trabajan en múltiples jurisdicciones.

Mientras tanto a nosotros se nos hace difícil dialogar entre las jurisdicciones. Acá o en cualquier otro país, para recibir una información de una fiscalía de otro país pueden pasar hasta seis meses.

¿Cuál es el primer paso que se debe dar?

Para mí lo primero es un combate radical a la corrupción, que ya no es corrupción como tal, sino que hoy en día esto ha crecido tanto que hablamos de cleptocracia. La corrupción de antes era como le decía cuando un funcionario se quedaba con un 10 un 20% de una licitación pública. Eso hoy en día ya no funciona porque hay muchos controles. El tema de la cleptocracia tiene que ver con crear una narrativa de la corrupción, por ejemplo, todo lo que tiene que ver a veces con las amenazas a los periodistas, la intervención en el sistema judicial y las amenazas a los jueces, a los fiscales, para que investiguen o que no investiguen. A veces cuando se usa el sistema judicial o el sistema de las fiscalías para crear casos, específicamente a determinadas personas, con el único objetivo no de llevarlas presas, sino de arruinar su reputación. Terminan arruinando la reputación de una persona que tal vez estaba realmente queriendo hacer un cambio en alguna legislación concreta para terminar con un tema de corrupción o de crimen organizado.

Por eso primero para mí es erradicar al 100% no puede quedar una gota de corrupción y no solo a nivel público, sino también a nivel privado y también a nivel de nosotros como ciudadanos, los pequeños actos de corrupción que se hacen día a día. Las grandes estructuras del crimen organizado se han fortalecido y operan porque están respaldadas por este sistema de la cleptocracia y de la corrupción o sino, no podrían. Nadie puede meter un contenedor lleno de cocaína en un puerto en cualquier parte del mundo, si no hay una alianza a nivel público que maneje ese puerto, esa aduana, esta naviera, no se puede.

La gente, en este afán de querer dinero ya no se conforma simplemente con que me compren por mil dólares para que yo mire hacia otro lado cuando ese contenedor pasa. No, quiere el 10% de ese contenedor. Ese funcionario que antes prefería mirar hacia otro lado mientras pasaba el contenedor, ahora se transforma en un narcotraficante y eso es lo que está sucediendo y eso fortalece el crimen organizado. Y salirse de una estructura criminal no es así de simple. Entonces eso cada vez complican más las relaciones.

En sociedades o en países donde el acceso a una vida digna está garantizada, donde la gente tiene una buena salud, una buena educación, buenos entornos urbanos para poder convivir y desarrollar su vida, esto no sucede. Pero en América Latina, en Centroamérica la gente no vive así lamentablemente, es mínima la población que vive así, el resto no vive así, el resto está rezando por no enfermarse porque no puede ir a un hospital porque cuando va a un hospital no hay atención, no hay medicamentos.Todo eso genera una necesidad enorme y esa necesidad se transfiere después en la posibilidad de un delito, porque la gente tiene que sobrevivir.

¿La gente quiere ser criminal? no, pero nuestros sistemas políticos han empujado a la gente a tomar decisiones criminales y una vez que las toman es difícil volver atrás por cantidad de cosas. Eso pasa mucho con los jóvenes en Centroamérica que desde chico empiezan a meterse en las pandillas. Ellos saben vender muy bien eso en las comunidades, porque siempre viene el pandillero con un buen auto, bien vestido, pero es difícil, que yo llegue a ser ese pandillero, ese es como el marketing de la pandilla.

Cuando me doy cuenta en el medio que no es tan fácil y me quiero salir, yo ya tengo un récord criminal, yo ya dejé de estudiar, abandoné mi familia y ya no puedo volver, entonces tenemos cantidad de muchachos de 18, 19, 20 años en Centroamérica que están en esta situación entonces volver a reinsertarse, además con la inexistencia de políticas de reinserción reales y efectiva es imposible.

¿Saben los gobiernos de la región trabajar unidos contra ese crimen organizado trasnacional?  

No es que no sepan porque en los gobiernos hay gente muy preparada, pero creo que tiene que ver con la globalización desviada, que no le conviene que los gobiernos trabajen en forma efectiva juntos. Recordemos que al final lamentablemente en Latinoamérica los gobiernos democráticos se han transformado en una suerte de operadores o facilitadores de esta globalización desviada, en donde se firman cantidad de acuerdos porque hay que hacerlo, porque hay que cumplir con ese show,, pero que después no sucede nada y eso es lo que vemos continuamente.

No sería tan difícil que haya cambios. Acá en Panamá estamos desde hace dos años tratando de que se apruebe la Ley de Extinción de Dominio. Es un proceso abreviado jurídico que permite en seis meses quitarle todas las propiedades al crimen organizado. Si a mí, en esta casa, me encuentran 100 kilos de cocaína que yo estaba guardando, más allá de que yo después en el proceso penal salga inocente, esta propiedad fue usada para cometer un delito, por lo tanto pasa a manos del Estado 

Esa es la forma más fácil de combatir porque no sirve de nada arrestar gente, lo que se tiene que hacer es pegarle duro a la estructura económica de las organizaciones criminales: propiedades, cuentas bancarias, camiones, aviones, barcos. Quitarle con lo que ellos operan, porque si uno mete preso a la persona la estructura fuera sigue funcionando. Si le quitamos los recursos la estructura no puede funcionar.

En muchos países Latinoamérica es imposible hablar de la extinción no pasa por la Asamblea porque obviamente es un riesgo para todos y les están diciendo desde más arriba, desde esta gobernanza criminal desviada, eso no va.  

-¿Cómo nació y qué es el Crime Stoppers International? 

Nuestra organización nace en Estados Unidos en 1977 dentro del FBI después de un homicidio múltiple en la ciudad de Albuquerque, Nuevo México.  No había información sobre el homicidio y lo que hicieron fue poner buzones en distintos lugares para que la gente en forma anónima, diera información sobre ese delito. Pusieron a disposición un número de teléfono también totalmente anónimo, para que la gente hablara. Se dieron cuenta de que la gente empezó a compartir información en materia criminal de muchos otros delitos que estaban sucediendo y que nadie se animaba a ir a la policía a denunciar. Entendieron que la gente tiene mucha información en materia criminal de cosas que suceden en su entorno a diario pero obviamente por miedo, por no verse involucrada, no dicen absolutamente nada.

Una de las cosas que hace Crime Stoppers International es tener plataformas de denuncia anónima para que la gente pueda denunciar delitos y esta información es de trabajo exclusivo de fiscalías y de policías de los países donde operamos.

En Latinoamérica nuestro foco tiene que ver con el crimen organizado porque las actividades ilegales del crimen organizado son las que terminan apoyando al crimen local y el crimen local es el que genera la máxima violencia e inseguridad en los municipios. En vez de empezar por acá abajo vamos para acá arriba, porque si logramos ayudar a cerrar este grifo entonces no va a llegar el agua acá abajo.  

Nos dedicamos a delitos que son transnacionales, la trata de personas, el contrabando o comercio ilícito, el narcotráfico, blanqueo de capitales, y a veces en algunos países nos piden incorporar algún delito más domésticos, depende un poco lo que el gobierno quiera 

Además, hacemos muchas campañas y entrenamientos para que la población esté alerta de lo que está sucediendo y tome conciencia de que hay situaciones que a veces no se entiende que son delitos.

Hacemos muchos entrenamientos con la policía, con la fiscalías, y también acompañamos a los gobiernos a entender cómo se debe reformar la parte legislativa y cómo pueden hablar entre los países en los mismos términos legales.

Los contenidos publicados expresan la opinión del autor y autora, y no necesariamente la visión de la Fundación Konrad Adenauer.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Recientes

Buscar

Search