Silvia Castillo, periodista
24 marzo, 2022

• Apoyos de votantes son débiles y se escabullen rápidamente.

• Campaña política versa sobre personalismos más allá de proyectos políticos.

La volatilidad y la apatía que ha mostrado y muestra actualmente el electorado, conlleva a un incierto escenario donde es muy difícil predecir qué irá a ocurrir el próximo 3 de abril cuando se lleve a cabo la segunda ronda de la elección presidencial en Costa Rica.

“Ahora los apoyos son tan débiles para todos, no importa de quién estemos hablando, que con cualquier cosa se escapan, se escabullen muy rápidamente, así como llegan se van”, expresó Ronald Alfaro Redondo, politólogo e investigador del Programa Estado de la Nación.

Una situación similar fue lo que se vivió en la primera ronda, realizada el 6 de febrero pasado, donde existía la posibilidad de que cualquiera de los seis partidos políticos que aparecían en los primeros lugares de las encuestas, obtuviera el porcentaje de votos que le permitiera pasar a una segunda ronda.

Esta volatilidad del electorado se evidenció muy claramente en cómo se disipó el voto del Partido Acción Ciudadana (PAC), reflexionó Eugenia Aguirre Raftacco, politóloga y presidenta del Colegio de Profesionales en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales. “Un partido que había ganado con enorme contundencia las últimas dos elecciones (presidenciales) se disipó entre todas las organizaciones que estaban en los primeros seis lugares, y eso refleja cómo esa volatilidad no nos permite a estas alturas tener claridad sobre el comportamiento electoral”.

Para ambos politólogos el resultado de la primera ronda, donde José María Figueres del Partido Liberación Nacional (PLN) y Rodrigo Chaves, del Partido Progreso Social Democrático (PPSD) obtuvieron los porcentajes más altos de las votaciones, no fue sorpresivo.

Era un resultado probable, afirmaron, por las condiciones políticas en que se encontraba el país con votantes que cada día sienten menos afiliación por un partido político, menos conexión, y con una papeleta conformada por 25 candidatos a la presidencia, y de ellos, seis con los porcentajes más altos en las encuestas.

“Contrasta un poco con la lógica que hemos observado en otro momento en Costa Rica, pero lo que pasa es que esta época es muy distinta desde el punto de vista político. Es muy fría, la gente se decide el último día, o decide no votar ese último día, entonces ahí, en juego, hay muchas fuerzas”, explicó Alfaro.

Según la encuesta de febrero pasado del Instituto de Estudios Sociales en Población de la Universidad Nacional (Idespo), casi la mitad (44,1%) de los electores definió su voto tan sólo horas o días antes de las votaciones del 6 de febrero.

Para ese día se esperaba un alto abstencionismo y las predicciones se cumplieron, un 40,29 %, el más alto en la historia electoral desde 1958.

Lo que ha variado es que para la segunda ronda serán solo dos candidatos a la presidencia, pero el desenfoque de la población sobre el tema político se mantiene. Ambos expertos creen que los partidos políticos en el país son débiles y se han convertido en una maquinaria que se concentra nada más en ganar elecciones.

“Uno no percibe ese ambiente electoral en la población… No vemos grandes manifestaciones de personas. En la primera ronda vimos reuniones en la (rotonda de la) Hispanidad, agrupaciones con banderas…”, expresó Aguirre.

La última encuesta del Idespo-UNA del pasado 15 de marzo, comprueba el desgano en la población. El perfil de los votantes “apáticos” que en febrero era de un 35,7%, subió a un 44%.

Pese a que Chaves ocupa el mayor porcentaje de posibles votos en casi todas las últimas encuestas del Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) de la Universidad de Costa Rica (UCR), de Enfoques Investigación MP, de Idespo-UNA, y de OPol Consultores, estas también muestran entre un 15% y 20% de votantes que aún están indecisos. Solo la encuesta de Demoscopia del pasado 17 de marzo y la del CIEP del 22 de marzo pasado dieron empates técnicos entre Chaves y Figueres.

Los politólogos destacaron además que más que un voto por un partido ahora se da el voto por la persona.

“Hay una concentración de las campañas políticas en las figuras y en las personalidades, eso es notorio a partir de los temas que se han puesto en discusión y que tienen que ver con la solvencia moral de cada uno de ellos”, manifestó Aguirre.

La politóloga se refiere, entre otras, a las denuncias por la estructura paralela que financió la campaña de Rodrigo Chaves al margen del partido, o el viaje de José María Figueres a República Dominicana del cual no avisó previamente y tampoco dijo cuál era la intención de ir a esa nación, y sus manifestaciones sobre la “ideología de género”.

Sin embargo, tampoco se atreven a asegurar que alguno de esos hechos modifique la decisión de voto. En la primera ronda las informaciones sobre el acoso realizado por Rodrigo Chaves a funcionarias del Banco Mundial no tuvieron ningún efecto ya que en las urnas hubo un respaldo a este candidato.

Podría ser, que “eso abra algún hueco por donde se pueda fugar algún apoyo porque ahora los apoyos son tan débiles. Podrían tener algún efecto, pero también otras personas pueden decir que ya habían decidido votar en nulo o no votar, entonces estos acontecimientos ni los mueven, ni cambian, ni quitan, ni ponen”, dijo Alfaro.
Ambos coinciden en que la campaña política continúa centrada en personalismos, casi en un tema de referéndum acerca de personas, más que de proyectos políticos. “Esos apoyos terminan siendo muy traicioneros porque cuando gana el candidato por el cual voto y empieza su gobierno, ese apoyo se le va a ir muy rápidamente porque no se votó por el proyecto político”, detalló Alfaro.

¿Qué pasará con los que votaron por otros partidos?

Pese a que la mayoría de los partidos políticos se han mantenido al margen, sin dar su respaldo a alguno de estos dos candidatos, los 880.000 votantes que apoyaron a los otros principales aspirantes presidenciales en la primera ronda podrían ser decisivos.

Según datos del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) el Partido Nueva República obtuvo 270.800 de votos, la Unidad Social Cristiana 225.866, el Liberal Progresista 225.239, y el Frente Amplio 158.991.

“Hay una masa importante de personas que no se van a ver representadas en estas dos figuras… de su comportamiento electoral y cómo se trasladen entre uno y otro va a depender el triunfo de una opción o la otra…”, explicó Aguirre. Sin embargo, aclaró, puede ser que decidan abstenerse y no participar.

También es importante tener claro, detalló la experta, que el hecho de que un partido le dé la adhesión a Figueres o a Chaves no implica que quienes votaron por ellos automáticamente lo harán ahora por el candidato a quien el partido que ellos apoyaron decida respaldar.

Alfaro por su parte ve, además, otras dificultades en esta posibilidad ya que una de las características de los actuales procesos electorales en Costa Rica es que los apoyos a los partidos son muy localizados territorialmente. Por ejemplo, Nueva República obtuvo mayoría de votos en Puntarenas y Limón y el PUSC en los cantones de Talamanca y Sarchí, o el Liberal Progresista se ubicó en segundo lugar en Santa Ana, Escazú y Curridabat.
“Son apoyos localizados, los partidos no tienen respaldos más amplios. Hay una diferencia importante entre tener partidos localizados y tener partidos nacionalizados”, comentó Alfaro.

Todo esto tiene implicaciones sobre el abstencionismo que generalmente crece en las segundas rondas.
“Gran parte de los electores no votaron por quienes ganaron, entonces ya de entrada hay un nivel alto de lejanía, de desafección o de apatía. Sí, es probable que así lo veamos. Aquí la pregunta es de qué tamaño va a ser”, expreso Alfaro.

Eugenia Aguirre reconoce que es difícil proyectar lo que ocurrirá, pero considera que “el abstencionismo va a depender muchísimo sobre qué gire la conversación electoral y hoy por hoy gira sobre las actuaciones privadas de financiamiento electoral y viajes en el caso del otro candidato. No se trata de posiciones que planten discusiones sobre temas país, sino lo que tiene que ver con la solvencia moral de cada uno de los candidatos o de sus equipos de campaña”.

Agregó que “lo que la tendencia nos expone es que, ante la ausencia de un tema que polarice a la sociedad, hay menos elementos movilizadores del voto”.

Habrá, dijo Aguirre, que poner atención al abstencionismo localizado y observar si en los cantones en los que no triunfo Figueres o Chaves se va a dar un realineamiento de identidades partidarias, o si las personas más bien van a escoger abstenerse.

Los “momentos cúspide”, donde se podrán definir algunos votantes, será las últimas dos semanas y según la politóloga.

“Hay una postergación de las acciones más importantes hacia los días más cercanos a la fecha de la elección”, dijo Aguirre quien sí reconoce que lo que se ha dado en estas últimas semanas ha sido un “importante despliegue territorial de los equipos de campaña y el acercamiento a grupos sociales para conseguir apoyos de cara a la segunda vuelta”.

Otro aspecto que llama la atención de estos expertos es los efectos que tendrá en la desaparición del partido oficialista. “Va a venir a dejar un vacío, por ejemplo, en la discusión parlamentaria, quién es el otro, quién es el enemigo, el que venía de los periodos anteriores de gobierno ya no está”, opinó Aguirre.

En el caso de que Chaves obtuviera la presidencia de la República el panorama será aún más complejo. “Va a ser un panorama complejo porque tiene una fracción legislativa pequeña, del mismo tamaño de la de Carlos Alvarado. Vea que es paradójico porque puede ser que obtenga un apoyo importante en la segunda ronda, pero eso se traduce en una fracción legislativa más numerosa. Aquí la gran interrogante es quién va a querer posicionarse como la fuerza más importante de oposición. Existen varios de ellos que tienen esas ambiciones y aspiraciones, no son pocos y hay candidatos presidenciales también en la Asamblea. Va a requerir de coaliciones, de qué tipo habrá que verlos, con quiénes, a cambio de qué”, resaltó Alfaro.

Los contenidos publicados expresan la opinión del autor y autora, y no necesariamente la visión de la Fundación Konrad Adenauer.

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