Yanancy Noguera, periodista
28 septiembre, 2021

El 26 de setiembre Alemania eligió un nuevo Bundestag (Parlamento federal). El Partido Social Demócrata (SPD) salió victorioso de estas elecciones, seguido por la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y Unión Social Cristiana (CSU) que sufrió una pérdida importante de votos.

El proceso que desarrolla Alemania ahora para alcanzar una coalición de Gobierno, tiene dos elementos principales que difícilmente podrán ser desatendidos: los temas de seguridad social, incluyendo el de pensiones, y las acciones medioambientales orientadas a enfrentar el cambio climático.

El marcado interés de los alemanes en ambos temas definen las características de la coalición que se pretende tener conformada antes de diciembre pero que podría tomar más tiempo si se considera el precedente de 2017, cuando conformar el Gobierno se llevó seis meses.

“El partido socialdemócrata tocó el nervio de la gente, habló del salario mínimo, que no va a subir la edad de jubilación y de la construcción de vivienda social sobre todo en las ciudades”, señaló Michael Mertes, jurista, autor y experto en análisis político, durante la conferencia Elecciones Federales en Alemania: el día después, organizada por la Fundación Konrad Adenauer, oficina en Costa Rica.

La agenda medioambiental que influyó en los electores más jóvenes le da una fuerza adicional a la obtenida en las urnas al partido de los Verdes, que tradicionalmente ha estado más cercano a los socialdemócratas y salió como la tercera fuerza en estas elecciones. Eso dicta que una alianza entre ambas agrupaciones podría ser la conductora de los próximos años en la cuarta economía más importante del mundo.

Este proceso electoral dio fin a 16 años de gobierno liderado por el demócrata cristianismo con la Unión Demócrata Cristiana (CDU), los conservadores socialcristianos de Baviera (CSU) y su canciller Ángela Merkel. Tras ser la segunda fuerza electa, el CDU/CSU procura seguir impactando con su agenda.

Desde 2017 el pueblo alemán mostraba interés en un cambio, pero el liderazgo de Merkel definió su continuidad. La canciller, quien seguirá al frente del gobierno hasta tanto se conforme la nueva coalición, mantiene una alta aceptación, pero la mayoría de encuestados previo a las elecciones señalaban la necesidad de un nuevo liderazgo. La alternancia en el poder ha sido una característica de Alemania, aunque los electores también han mantenido por largos periodos a varios de sus gobernantes; es el caso de Konrad Adenauer (CDU), de 1949 a 1963; de Helmut Kohl (CDU), de 1982 a 1998; y la propia Merkel.

La democracia parlamentaria de Alemania hace que sea en el Bundestag que se escoja al Canciller, es decir, la persona en la jefatura del Estado federal. Eso es lo que lleva a negociaciones entre partidos y gobiernos de coalición.

Abordaje de los temas dependerá del tipo de alianza

Según el conferencista Michael Mertes, la estrategia de pasividad y tranquilidad de Olaf Scholz, candidato a la cancillería del SPD, resultó ser efectiva. “Él se quedó callado frente a ideas más drásticas de su partido”, indicó.

Para Mertes el abordaje de los temas de un nuevo gobierno lo definirá el tipo de alianza que se conforme. Así, una alianza entre los socialdemócratas, los Verdes y el FDP (Partido Democrático Libre), se inclinaría por subvenciones directas para promover la descarbonización del país o incluso por prohibiciones; y una entre CDU/CSU con el FDP y los Verdes optaría por inversión en tecnología contra el cambio climático y eventualmente en impuestos que sancionen o premien en esta materia. Mertes consideró que esta temática incidirá en la negociación de la coalición de gobierno.

En cualquiera de estos potenciales bloques, la relación del FDP y los Verdes no será fácil de alcanzar y sostener.

Uno de los campos de definición de una nueva administración alemana estará en el desarrollo de infraestructura para la transmisión eléctrica que se beneficie de la producción eólica creciente en el país. En cuanto a pensiones el dilema de la edad de jubilación, el creciente número de jubilados respecto al ingreso de recursos al régimen de los empleadores más jóvenes y la contribución de los migrantes también deberá ser atendido.

Además, la pandemia mostró que pese a que Alemania es una nación industrializada queda mucho por hacer en materia de tecnología y digitalización.

Para el internacionalista Carlos Murillo, el mundo también requiere importantes definiciones y liderazgos más marcados en torno a la política exterior alemana, respecto a áreas tan diversas y complejas como las que corresponden a la propia Unión Europea, la relación con el Reino Unido, la vinculación con China, Estados Unidos y Rusia.

“No es solo el final de la era de la canciller Merkel sino de cambios relevantes en la realidad y la actualidad”, señaló Murillo. “La cancillería alemana influye en las reglas fiscales (de la UE), en el eje Berlín-París y en otras áreas de la política de la Unión Europea. (Esto corresponde a) quien asuma la cancillería, y entre más pronto mejor por el bien de la Unión Europea y sobre todo por la posición que ha tomado el gobierno de Macron (Francia) en este diferendo con Estados Unidos (crisis diplomática por el acuerdo de defensa entre Estados Unidos, Reino Unido y Australia)”.

Para Carlos Murillo la relevancia que Alemania le da a temas de derechos humanos y migración define una forma de participar del liderazgo global e incidir en América Latina y en específicamente en Centroamérica. “Alemania es un contrapeso frente a las superpotencias”, dijo.

Agregó que Alemania y la UE deberían desarrollar una agenda activa para Latinoamérica con el fin de mantener su influencia en la región.

Los contenidos publicados expresan la opinión del autor y autora, y no necesariamente la visión de la Fundación Konrad Adenauer.

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