Elizabeth Venegas Mata, Directora Dimensión Ambiental de AED
12 noviembre, 2021

El Gobierno de Costa Rica lanzó el Plan Nacional de Descarbonización 2018–2050 como su estrategia de largo plazo ante los compromisos adquiridos mediante la ratificación del Acuerdo de París, los cuales están plasmados en la Contribución Nacionalmente Determinada (NDC, por sus siglas en inglés).

La estrategia y los planes nacionales en temas climáticos buscan una intervención del sector empresarial, ya que es un actor muy importante para la consecución de los objetivos de descarbonización y adaptación ante los efectos del cambio climático.

Desde el Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE) se vienen haciendo esfuerzos importantes, siendo el proyecto NDC Action que busca el involucramiento del sector privado en las metas climáticas nacionales. Este proyecto, traído gracias a la cooperación del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP)-DTU Partnership, se realiza con el apoyo de la Iniciativa Internacional del Clima IKI del Ministerio de Ambiente de Alemania y es ejecutado de manera local por la Alianza Empresarial para el Desarrollo (AED).

Uno de sus grandes hitos es el diseño y puesta en marcha de una metodología para la elaboración de hojas de ruta sectoriales para la descarbonización del sector industrial. Esta metodología se está diseñando bajo los estándares de la ciencia climática, por medio de modelación de escenarios, elaboración de curvas marginales de abatimiento y análisis costo-beneficio. Sin embargo, esto puede ser algo complejo para algunas empresas, por lo que la fase de implementación se llevará a cabo en etapas y con el acompañamiento de expertos.

Ahora bien, es importante que las empresas comprendan el por qué de la relevancia de tener una ruta bien trazada para su proceso de descarbonización y que no se realice de manera aislada sino alineado a los modelos que desde el MINAE se han ejecutado, de manera que, en algún momento, sus esfuerzos puedan ser contabilizados en las métricas nacionales.

Para lograr este involucramiento es básico lograr un convencimiento desde los tomadores de decisión, y que este tema no quede únicamente en un nivel técnico, por lo que se realizó un acercamiento estratégico con las empresas para presentarles a sus gerentes y directores generales el avance de la metodología de la hoja de ruta. En este primer acertamiento se involucró al sector industrial y construcción, logrando un mejor entendimiento de la dinámica estratégica de la acción climática empresarial y los compromisos que se requieren para su puesta en marcha.

Estos tomadores de decisión han sido los llamados a liderar el involucramiento del sector para que sea desde la necesidad y convicción de los empresarios que se gesten esas acciones.

El establecimiento de estas hojas de ruta presenta una serie de oportunidades, como, por ejemplo:

1. Disponer de una herramienta basada en la ciencia climática, para el uso de aquellas empresas multinacionales que desde casa matriz establecen lineamientos dentro de su estrategia climática y que no siempre en las subsidiarias tienen claro como operativizar de manera local y bajo la realidad del país en el que están.

2. Para los sectores es una forma de involucrarse generando un impulso grupal que permita avanzar en sus metas de descarbonizar sus procesos y ver sus retos como un bloque consolidado, así como presentarlos no solo al Gobierno, sino también a los entes que pueden ofrecer financiamiento para ejecutar las acciones de sus rutas establecidas.

3. Ser empresas y sectores pioneros en el país e incluso en la región en la aplicación y ejecución de estas hojas de ruta y ser reconocidos por ello.

4. La generación de alianzas estratégicas que permitan generar un impacto real.

5. La oportunidad de llevar sus procesos alineados a las metas nacionales y que realmente se acoplen a sus modelos de negocio, siendo factibles y rentables.

Pero también se tienen una serie de retos. Por ejemplo, el tener datos fiables que den una realidad del sector y de las empresas, que permita ver el escenario actual y establecer compromisos reales y ambiciosos. Esto está relacionado con el convencimiento de los beneficios de involucrarse en este camino, pero también de garantizar el buen manejo y confidencialidad de la información.

Es importante que las empresas que se involucran sientan que no es un proceso político, sino más bien estratégico, y que los esfuerzos que hacen no van a quedar perdidos en un cambio de administración, sino que es un proceso a mediano y largo plazo que va a sumar a los esfuerzos que se realizan desde todos los frentes.

Otro reto es la asignación de recursos de parte de las empresas para la puesta en marcha de las rutas trazadas para su descarbonización en el mediano plazo, ligado también a la generación de incentivos de parte de Gobierno para motivarlas a trabajar en estos temas.

Así que las oportunidades están identificadas y los retos también se tienen mapeados, por lo que se busca que las empresas tengan una visión amplia que les permita concebir la descarbonización de sus procesos y la adaptación al cambio climático dentro de sus estrategias mediante un respaldo y alianzas con el sector público, la cooperación internacional y las organizaciones como AED que brinda soporte en estos procesos.

Los contenidos publicados expresan la opinión del autor y autora, y no necesariamente la visión de la Fundación Konrad Adenauer.

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