Pablo Hernández, coordinador de Democracia a la Mano
21 diciembre, 2021

• Campaña #FrenáLasFakeNews propone preparar a la población joven para mitigar los efectos de las noticias falsas y otras desinformaciones a mediano y largo plazo.

La desinformación ha encontrado en las comunicaciones digitales el escenario idóneo para propagarse. Las formas pueden ser tan simples como la imagen de una noticia de 2 años atrás en el WhatsApp familiar, o tan complejas como un video de ayer manipulado digitalmente que replica sin intención -pero sin verificar- un medio masivo.

Las fuentes de estas informaciones falsas, con autoría intelectual o práctica, pueden ser tan diversas como sus motivaciones, desde propiciar una mayor venta de cigarrillos hasta llegar a la presidencia de un país al polarizar la ciudadanía, desvalidar candidaturas adversarias o deslegitimar al mismo sistema electoral.

¿Cómo abordamos una problemática tan compleja? ¿Dónde está, quiénes son, por qué lo hacen? Las variables son categorizables en las plataformas en que se difunden, los tipos de manifestaciones que han tomado, los contextos o temáticas en que se han dado. Sin embargo, enfocar la atención en el cómo proteger a las sociedades de este fenómeno global implica habilitar a la ciudadanía para que se defienda a sí misma también.

En el 2019, un estudio de opinión pública de la Universidad de Costa Rica (UCR) evidenció que 1 de cada 5 costarricenses aceptaban haber compartido una noticia que consideraban falsa en WhatsApp y en redes sociales. 1 de cada 5. Las compartieron. Las consideraban falsas.

Democracia a la Mano ha generado una serie de recursos educativos de acceso y uso gratuito para sensibilizar a la población joven sobre los efectos de la desinformación, las formas que toma y la importancia de no replicarla. Ilustración: Democracia a la Mano.

La desinformación es un fenómeno sociopolítico. Las plataformas digitales construyen soluciones técnicas; la legislación y regulaciones estatales deben revisarse con precaución en temas de mayor vulnerabilidad, como resultan los procesos electorales, señala la Organización de los Estados Americanos, en la Guía para garantizar la libertad de expresión frente a la desinformación deliberada en contextos electorales, publicada en el 2018.

La reacción de los medios en el país no se ha quedado atrás y han comenzado a surgir proyectos de verificación de noticias como #NoComaCuento y DobleCheck que han levantado el inicio de una resistencia al desmontar desinformaciones claves en el diálogo social. Sin embargo, estamos y estaremos contra los números. Las fake news viajan exponencialmente en comparación a estos esfuerzos de revisión.

Ante este panorama, la educación se posiciona como una vía integral para responder a este reto y propiciar un cambio cultural. ¿Dónde están las oportunidades para estos procesos educativos? Se proponen algunas orientaciones para dirigir el rumbo frente a este virus que ha llegado para quedarse.

Democracia a la Mano, programa de alfabetización ciudadana de la iniciativa civil Ojo al Voto ha diseñado la campaña #FrenáLasFakeNews, gracias a la alianza con la Fundación Konrad Adenauer (KAS).

#FrenáLasFakeNews

La campaña educativa #FrenáLasFakeNews se plantea concientizar acerca del fenómeno, pero aún más importante: aprender; entender el cómo generar un impacto a largo plazo. En este camino se han identificado una serie de actores con motivaciones diversas para enfrentar la problemática, así como herramientas y capacidades distintas para aportar al proceso.

Quienes estudian periodismo tienen nociones sobre este riesgo de su futuro ejercicio profesional, las instituciones académicas adquieren compromisos para investigar y posicionar el tema en sus comunidades estudiantiles, las organizaciones políticas e instituciones públicas se ven amenazadas sobre su credibilidad pública, las ONGs suman otro factor contra las poblaciones vulnerables que atienden.

A su vez, cada una de estas situaciones da luz a espacios y articulaciones en conjunto para emprender un proceso colectivo en busca de cultivar una ciudadanía digital capaz de identificar la información real de la falsa y de no ser parte de estas cadenas de desinformación[VS1] , personas que no asuman la responsabilidad de no replicar los mensajes con alertas de sospecha sin antes verificar o comparar las publicaciones de distintos medios y más aún, señalar de forma proactiva la información apropiada.

Incluso las salas de redacción no están exentas a caer en amplificar desinformaciones de forma no intencionada, ya sea por falta de prácticas propias del periodismo, como el contraste, la verificación de fuentes, la indagación, fundamentación; o por errores cometidos como la inexactitud de un titular en busca de provocar a la audiencia.

Capacitar a la ciudadanía para distinguir una información falsa de la verdadera es clave y pasa por elaborar manuales, infografías con tips y otros recursos similares que permitan identificar pasos prácticos.

La comparación de una misma noticia en distintos medios, prestarle atención a la fuente o a aspectos de forma, sospechar de una noticia que provoque emociones fuertes, entender el riesgo detrás de un “reenviado muchas veces” en el grupo familiar son medidas base, pero aún resultan cortas contra la naturaleza cambiante de este fenómeno que propicia la realidad tecnológica y de comunicación actual.

La teoría de la inoculación,[VS2] propuesta por la psicología social, propone utilizar la misma estrategia que una vacuna. Exponer en dosis pequeñas y entornos controlados a las personas como método para desarrollar anticuerpos contra la desinformación. La teoría ha propiciado experiencias como #GetBadNews, una estrategia de gamificación. Resulta un tema de interés público exponer las desinformaciones en época electoral.

De la educación al activismo

4 de 10 personas que tienen el derecho a votar en las próximas elecciones del 2022 tienen de 18 a 35 años de edad, según datos del Tribunal Supremo de Elecciones. Las personas jóvenes representan una oportunidad de transformación social.

Además de estar formando hábitos electorales, existen motivaciones personales sobre su futuro profesional o laboral, el autoconocimiento como ciudadanía con derechos recién adquiridos que provoca curiosidad y la participación en espacios sociales o políticos en los que tienen sentido involucrarse en evidenciar la desinformación.

La campaña propone a las personas jóvenes construir un mural digital de la desinformación en este proceso electoral. Para ello, pone a disposición el contacto wa.me/50684429339 en donde pueden enviar información que consideren sospechosa para compartirle con proyectos de verificación de noticias e instituciones académicas para su análisis.

Sigan la campaña en las redes sociales.

Los contenidos publicados expresan la opinión del autor y autora, y no necesariamente la visión de la Fundación Konrad Adenauer.

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