Cynthia Briceño, periodista
7 junio, 2024
  • En el panorama político actual, la inteligencia artificial (IA) es una herramienta poderosa con un potencial significativo para transformar la forma en que se lleva a cabo la política.

Cynthia Briceño Obando

Periodista

El uso de la Inteligencia Artificial (IA) en la sociedad costarricense se ha vuelto un tema de conversación cada vez más relevante.

Aunque el concepto no es nuevo, su presencia se ha intensificado en los últimos años, principalmente debido a su capacidad para recopilar y procesar datos.

Según una encuesta reciente realizada por el Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) de la Universidad de Costa Rica (UCR), más del 50% de los costarricenses con acceso a Internet han interactuado con la IA en algún momento. Sin embargo, el restante 44% ha optado por mantenerse alejado de esta tecnología, motivado por diversas razones como la falta de conectividad, el desconocimiento y el temor.

Este fenómeno plantea una dicotomía interesante: mientras que algunos ven a la IA como un riesgo en la “construcción de la verdad”, otros reconocen su potencial para mejorar la eficacia en la gestión de diversas áreas.

En el panorama político, por ejemplo la inteligencia artificial (IA) se ha convertido en una herramienta poderosa con un potencial significativo para transformar la forma en que se lleva a cabo la política.

Sin embargo, este poder también conlleva riesgos considerables si no se maneja de manera responsable y ética.

“Como sociedad debemos entender que el fenómeno de la tecnología puede rebasarnos, y que en esta medida es urgente cerrar las brechas digitales y democratizar su uso, haciéndola accesible y comprensive para la todos”, asegura Paula Brenes, directora de la Fundación YoD, en Costa Rica.

¿La IA generativa debilitará o fortalecerá la democracia?
De acuerdo con Rodolfo Argüello,  presidente de la Comisión de IA, Innovación y Emprendimiento del Colegio de Profesionales en Informática y Computación (CPIC),  esta pregunta es compleja y no encontrará respuesta solo en la herramienta, pues todo dependerá finalmente del uso que hagamos de ella.

El desarrollo de la Inteligencia Artificial comenzó en los años 50, y salvo algunos hitos, siempre avanzó de manera silenciosa, hasta ahora. Básicamente es un conjunto de hardware y software en el que un algoritmo se programa con un objetivo y lo llega a alcanzar de la manera más eficiente, algorítmicamente hablando, con datos”, explica .

O sea, básicamente es una “inteligencia creada” que va aprendiendo de los datos que recopila, y genera información a partir de ellos.

Y ¿qué  tipo de datos recopila? “Todos, nuestro comportamiento, lo que miramos, consumimos y escuchamos, también con el objetivo de estudiar personas y establecer un patrón de cómo se comportan frente a ciertos escenarios”.

Esta capacidad por ejemplo, ha permitido que la IA se utilice hoy en campañas políticas para optimizar tareas como:  el análisis de patrones de votación, la creación de mensajes dirigidos a los votantes y el estudio de sus hábitos en redes sociales.

Pero también, puede ser utilizada con fines maliciosos; entre ellos:  difundir información falsa, manipular la opinión pública, influir en las elecciones o discriminar a ciertos grupos.

Adicionalmente, la IA puede exacerbar las desigualdades existentes en la sociedad, ya que los grupos con mayor acceso a recursos y tecnología pueden tener una ventaja injusta en su uso político.

En este contexto,  resume Brenes, “es fundamental que todos los actores políticos, las instituciones y la ciudadanía trabajen juntos para desarrollar estrategias que permitan aprovechar el potencial de la IA y su uso más responsable y ético que pueda fortalecer la democracia, en lugar de debilitarla”

Estrategias para democratizar la IA en la política:
Para lograr la democratización de la IA en la política, es necesario implementar una serie de estrategias que aborden tanto los desafíos como las oportunidades que esta tecnología presenta.

  • Educación y conocimiento: Es fundamental fomentar la educación y el conocimiento sobre la IA entre los actores políticos y la ciudadanía. Esto puede lograrse a través de programas educativos, campañas de sensibilización y desarrollo de políticas públicas para  una verdadera socialización de este conocimiento y la creación de recursos accesibles que expliquen de manera clara y sencilla los conceptos básicos de la IA.

También se incluyen experiencias con la aplicación de tecnología, como el caso de la implementación del voto electrónico, ampliamente utilizado en países como Estonia, Suiza, India, Brasil, y por primera ocasión en las elecciones municipales, también en Costa Rica.

  • Transparencia y rendición de cuentas: Es necesario establecer mecanismos para garantizar la transparencia y la rendición de cuentas en el desarrollo y uso de la IA en la política.

Esto abarca la publicación de información sobre cómo se están utilizando los algoritmos de IA, la creación de comités de ética que supervisen su uso y la implementación de medidas de protección de datos.

  • Regulación: Aunque los procesos regulatorios, generalmente van detrás del desarrollo de lo que sé quiere regular, sé requiere un avance rápido en torno a directrices sobre el uso y desarrollo de herramientas de inteligencia artificial. Recientemente la Unión Europea (UE) emitió  el AI Act,  una regulación pionera para la regulación de la inteligencia artificial uniforme para sus países miembros y que establece reglas  sobre el uso y el desarrollo de herramientas potenciadas por este tipo de tecnología.

En Costa Rica, se han desarrollado algunos proyectos de Ley, encaminados en materia de aplicar o adoptar regulaciones, inclusive emular las ya acordadas por la UE.

* Los contenidos publicados expresan la opinión del autor y autora,  o sus entrevistados y no necesariamente la visión de la Fundación Konrad Adenauer.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Recientes

Buscar

Search