Silvia Castillo, periodista
3 febrero, 2023
  • Plan Nacional de Desarrollo y de Inversión Pública proyecta un crecimiento de la economía de 3,2% para este año. BCCR, expertos nacionales y organismos internacionales entre 2,9% y 2,3%.

Reporte anual del Banco Mundial advierte que la economía mundial se “acercará peligrosamente” a una recesión este año debido al débil crecimiento en las principales economías -Estados Unidos, Europa y China-; Desaceleración económica aumenta empleos de menor calidad, según OIT; y el Foro Económico Mundial avisa de que el panorama para la economía es “sombrío”.

El inicio de este 2023 llegó con titulares de noticias poco prometedoras y aún faltan varios días para que termine enero. Además, hay muy pocas expectativas de que finalice la guerra de Rusia y Ucrania que cumplirá un año el 24 de febrero. 

Todo indica que los próximos 12 meses Costa Rica enfrentará una actividad económica poco halagüeña. 

Las expectativas más positivas son las del gobierno de Rodrigo Chaves que en su Plan Nacional de Desarrollo y de Inversión Pública (PNDIP) 2023-2026, dado a conocer el 6 de diciembre pasado, incluye metas sobre el crecimiento de la economía que rondan el 3,5% para los próximos cuatro años.

El PNDIP propone lograr una tasa de crecimiento del producto interno bruto (PIB) del 3,5% en el 2022, del 3,2% para el año siguiente; del 3% para el 2024; del 3,5% para el 2025; y finalmente, del 3,7% para el 2026.

Estas cifras son levemente más altas que las proyecciones del Banco Central de Costa Rica (BCCR), del Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas (IICE) de la Universidad de Costa Rica (UCR) y de organismos financieros internacionales. 

Los expertos prevén que el país estaría llegando al final de la recuperación económica tras los duros efectos vividos por la pandemia.

El BCCR dio a conocer el pasado 31 de enero que la actividad económica local mostró menos dinamismo en el último trimestre del 2022, tal y como lo había previsto en octubre pasado en el Informe de Política Monetaria (IPM). En el 2022 el PIB creció 4,3% en volumen, tasa que, aunque es inferior a la del 2021 (7,8%), supera a la variación media del periodo 2010-2019 (3,6%). 

La entidad financiera además mantiene en 2,7% el crecimiento del PIB para el 2023 previsto en el IPM de octubre pasado, en tanto que para el 2024 estima un crecimiento de 3,5%.

Según el Análisis Trimestral realizado por el Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas (IICE) de la Universidad de Costa Rica (UCR), se prevé un crecimiento de apenas 2,3 % para este 2023, con un intervalo entre el 1,8 % y el 2,7 %.

De igual manera el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) proyectan para este año tasas de crecimiento de entre 2,9% y 2,3%. 

Ninguna de las cifras anteriores es similar al 3,2% que incluyó el Ministerio de Planificación en el PNDIP.

Metas nacionales y sectoriales

El Plan Nacional de Desarrollo y de Inversión Pública incluye siete metas nacionales y 239 metas sectoriales distribuidas entre 13 sectores. Además del crecimiento económico, planea alcanzar al 2026 una tasa de desempleo abierto del 9,5%, un porcentaje de hogares en pobreza del 19,5% y una deuda de todo el sector público equivalente al 78% del PIB.

La tasa de desempleo abierto, según el documento, se reduciría gradualmente a partir de este año. La propuesta es alcanzar una tasa del 11,5% y, a partir de ahí, bajar hasta llegar a un 9,5%. 

En cuanto a la deuda de todo el sector público, que incluye Gobierno Central y entidades autónomas, la meta de la actual administración es reducir este indicador de un porcentaje equivalente al 81,8% del PIB en el 2021 a un 78% en el 2026. Esto sería posible debido a la emisión de bonos en los mercados internacionales (eurobonos), préstamos externos, así como la reconversión de parte de la deuda con mejores condiciones.

De cumplirse las expectativas del gobierno, para el 2026, el porcentaje de hogares en condición de pobreza bajaría al 19,5%, un porcentaje muy similar al 20% de las últimas décadas.

Organizaciones internacionales y nacionales ven panorama sombrío

Según la edición más reciente del informe Perspectivas económicas mundiales del Banco Mundial, dado a conocer el pasado 10 de enero, el Producto Interno Bruto (PIB) de Costa Rica crecerá un 2,9% durante el año 2023, levemente mayor que lo que prevé el BCCR. 

La perspectiva del Banco Mundial es mayor que el promedio de crecimiento de la economía de América Latina y el Caribe, que se espera alrededor del 1,3%, pero menor que el 3,2% para Centroamérica.

Sombrío también es el panorama que detalló el FMI en su informe  “Perspectivas económicas: Las Américas” dado a conocer en noviembre del 2022 donde detalla que “Ante el endurecimiento monetario y financiero a escala mundial, la consiguiente desaceleración del crecimiento mundial y la moderación de los precios de las materias primas, todo apunta a que el crecimiento se desacelere a 1,7% en 2023, o 0,3 puntos porcentuales menos que lo pronosticado en julio”.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) tampoco ve este año positivamente. El pasado 16 de enero afirmó que la desaceleración actual de la economía mundial obliga a más trabajadores a aceptar empleos mal remunerados, precarios y desprovistos de protección social, acentuando las desigualdades exacerbadas por la crisis de la covid-19.

Según la organización, habrá un ligero aumento del desempleo mundial este año. “Las previsiones de la desaceleración de crecimiento económico y del empleo en el 2023 implican que la mayoría de los países no volverán a los niveles de antes de la pandemia”, subrayó el director general de la OIT, Gilbert Houngbo, en el prólogo del informe que la OIT publica cada año sobre el empleo.

Específicamente sobre la región latinoamericana, el nuevo informe anual de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) dado a conocer el pasado 10 de enero, indica que la guerra en Ucrania y el menor dinamismo de la economía mundial tuvieron un efecto negativo en los términos de intercambio de la región. 

La CEPAL estima que el valor de las exportaciones regionales de bienes creció 20% en 2022 y el valor de las importaciones regionales de bienes aumentó en 24%. “Sin embargo, al igual que en 2021, la expansión de los envíos estuvo impulsada principalmente por factores exógenos (el alza de los precios de las materias primas, particularmente los combustibles), y no por la capacidad de aumentar el volumen exportado ni de diversificar la oferta exportadora regional hacia nuevos sectores”, detalla el informe.

En contraste, el comercio de servicios de la región muestra una importante recuperación, creciendo 45% en el primer semestre de 2022 respecto de igual período de 2021. Ello se debe principalmente a la reactivación del turismo, seguido por el rubro de otros servicios.

Pese a esto, el informe advierte que “en un contexto marcado por el conflicto en Ucrania, alta inflación, menor crecimiento, tensiones geopolíticas y la persistencia de la pandemia, el comercio mundial sufrió una fuerte desaceleración en 2022, la que se agudizará en 2023: luego de expandirse 9,8% en 2021, se proyecta que el volumen del comercio mundial de bienes creció 3,5% en 2022 y crezca apenas 1% en 2023”.

En un informe publicado el 28 de noviembre, la Organización Mundial del Comercio (OMC) 

afirma que el crecimiento del comercio se debilitará probablemente en los últimos meses de 2022 y a principios de 2023, ya que la economía mundial sigue afrontando fuertes vientos en contra (ver nota adjunta: “OMC: Economía mundial sigue afrontando fuertes vientos en contra”).

Caída en el crecimiento mundial y aumento de las tasas de interés

El Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas (IICE) de la UCR explicó que el motivo del reducido margen de incremento económico en el país, 2,3 % para este 2023, es que tanto la esperada caída en el crecimiento mundial como el aumento de las tasas de interés afectarían a la economía en general, con un énfasis en la inversión y el consumo de los hogares.

Los expertos pronostican también que el 2023 será un año que mantendrá tasas de interés altas.

Según el IICE, en el tercer trimestre del año pasado el sector turístico, que reúne actividades de alojamiento y venta de alimentos, creció un 22,5 % en comparación con ese mismo trimestre en el 2021. Otros sectores con un registro positivo fueron el de información y comunicación (9,6 %) y transporte y almacenamiento (9,3 %). 

En el caso contrario, el sector de la construcción tuvo un comportamiento negativo, pues decreció un 14,0 %, seguido en mucho menor medida del agrícola, pesca y silvicultura, que decayó en un 1,2 %. Prácticamente el resto de las actividades productivas mostraron un comportamiento positivo, en mayor o menor medida.

Zonas francas se aceleran

En Costa Rica es importante destacar que la producción en las empresas de Zona Franca se mantiene en crecimiento. 

Según informó el pasado 11 de enero el Banco Central, en noviembre del 2022 destacó que el aumento en la producción de las empresas ubicadas en regímenes especiales (16,5 %) fue significativamente superior al promedio de la economía (3,2 %). Los regímenes especiales de comercio corresponden a zona franca y perfeccionamiento activo, a los que se les aplica un tratamiento tributario diferenciado. Por sexto mes consecutivo la tasa interanual de la producción de los regímenes especiales supera a la del mes previo.

Por el contrario, la producción del régimen definitivo, donde están las empresas sin beneficios fiscales, cerca del 85% del total, presenta crecimientos inferiores al 1 %, debido principalmente a la contracción en las actividades de: manufactura (nueve meses con tasas interanuales negativas), construcción, agropecuaria y los servicios de administración pública.

Esa dicotomía donde el país crece a dos ritmos diferentes, es parte de la desigualdad que experimenta Costa Rica actualmente ya que la mayor parte de la economía se estanca y trae consigo repercusiones en empleo, ingresos y recaudación de impuestos.

Según los últimos datos del Índice de Pobreza Multidimensional en la costa pacífica y atlántica del país están los mayores porcentajes de pobreza y desempleo. Por ejemplo, en la región Chorotega el porcentaje de hogares con pobreza multidimensional en el 2021 fue de 19,6 y en el 2022 de 19% y en el Pacífico Central fue de 22.2 en el 2021 y 22.9 en el 2022. En la región Central del país, que es la más industrializada y la más diversificada, la pobreza es menor, bajó de 11.3 a 9.9.

Asomo de positivismo

Pese a este panorama, entre los empresarios nacionales prevalece una percepción positiva sobre la economía del país, asociada a factores como la desaceleración de la inflación, la leve reducción del desempleo, los precios de los combustibles y la disminución en el precio del dólar. 

Así lo evidencian respectivamente las últimas encuestas del Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas (IICE) y la Encuesta de Expectativas de Empleo de ManpowerGroup aplicada a más de 400 empleadores del país dada a conocer la segunda semana de enero.

Según ManpowerGroup Costa Rica, un 52% de los patronos prevé aumentar sus planillas durante el primer trimestre del año. Costa Rica reporta la segunda mejor intención de contratación de los 41 países encuestados a nivel global para el próximo trimestre.

Aunque apenas inicia el 2023, las perspectivas del crecimiento de la economía a nivel global y nacional expresadas por organismos internacionales, entidades costarricenses y académicos indican que es poco probable que las expectativas incluidas en el Plan Nacional de Desarrollo y de Inversión Pública (PNDIP) se cumplan tal y como lo espera la actual administración. 

Los contenidos publicados expresan la opinión del autor y autora, y no necesariamente la visión de la Fundación Konrad Adenauer.

Según la Organización Mundial del Comercio (OMC) en un informe publicado el 28 de noviembre, el crecimiento del comercio se debilitará probablemente en los últimos meses de 2022 y a principios de 2023, ya que la economía mundial sigue afrontando fuertes vientos en contra.

Esa desaceleración se debe a la guerra en Ucrania, los elevados precios de la energía y el endurecimiento de las políticas monetarias en las principales economías.

Esa desaceleración coincide con las previsiones de la OMC sobre el comercio del 5 de octubre, donde la OMC preveía un aumento del volumen del comercio mundial de mercancías del 3,5% en 2022 y del 1,0% en 2023.

La organización detalló entonces que la demanda de importaciones se atenuará porque el crecimiento se desacelerará en las principales economías. “En Europa, por ejemplo, los elevados precios de la energía provocados por la guerra entre Rusia y Ucrania harán disminuir los gastos de los hogares y elevarán los costos de manufactura. En los Estados Unidos, el endurecimiento de la política monetaria afectará al gasto sensible a los intereses en esferas tales como la vivienda, el sector del automóvil y la inversión fija. China sigue lidiando con brotes de COVID-19 y perturbaciones en la producción, sumadas a una débil demanda externa. Por último, el aumento de la factura de las importaciones de combustible, alimentos y abonos podría dar lugar a una situación de inseguridad alimentaria y sobreendeudamiento en los países en desarrollo”.

El pasado 22 de diciembre, la OMC reiteró -esta vez refiriéndose al comercio de servicios- la posibilidad de que se dé una debilitación en la actividad del comercio, con una ralentización del crecimiento en las principales economías.

Según la publicación, “el volumen del comercio mundial de servicios finalmente superó su pico anterior a la pandemia en el segundo trimestre de 2022 y se esperaba que se mantuviera fuerte en el tercer trimestre, impulsado por el gasto en viajes, servicios de tecnología de la información y la comunicación (TIC) y servicios financieros”. Sin embargo, el crecimiento interanual de “los servicios comerciales reales comenzó a moderarse en el tercer trimestre y puede desacelerarse aún más en el cuarto, así como en el nuevo año, debido a la disminución de las perspectivas de crecimiento en las principales economías de la industria de servicios”.

Los contenidos publicados expresan la opinión del autor y autora, y no necesariamente la visión de la Fundación Konrad Adenauer.

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