Seguridad
2 diciembre, 2024
Cynthia Briceño, periodista
Inicio > Representación y Participación > Desalineamiento partidario y personalismo de la política
El avance de los partidos personalistas ha sido notable en los últimos años, reflejando un cambio significativo en el panorama político costarricense.
Nuevos partidos y partidos unipersonales presentados en los procesos electorales recientes no solo han ganado terreno, sino que también han obtenido victorias electorales y aumentado su representación parlamentaria.
¿Qué está pasando con la política tradicional?
Este fenómeno, a criterio del politólogo y coordinador del Observatorio de la Política Nacional de la Universidad de Costa Rica (UCR), Rotsay Rosales, responde a procesos de crisis de representación y desalineamiento partidario que sufren actualmente las democracias contemporáneas.
Según Rosales, los esquemas partidarios tradicionales “han perdido no solo imagen positiva, sino también la capacidad de unir y consagrar voluntades que se materialicen en políticas y decisiones que afecten a la sociedad en su conjunto.” Además, aseguró que estas cuestiones “han sido el germen y el impulso del surgimiento de candidaturas que no pasan por el filtro de los partidos, y que toman fuerza de la idea de oxigenar, de alguna manera, el esquema representativo tradicional.”
Tradicionalmente, los partidos políticos han servido como puentes entre la ciudadanía y el poder, canalizando las demandas sociales hacia el sistema institucional.
Sin embargo, este papel clásico hoy se ha puesto en entredicho. “Para muchos ciudadanos, los partidos ya no representan sus intereses ni los anhelos colectivos, sino que se han convertido en estructuras rígidas y desconectadas de la realidad social. Esta percepción ha llevado a una revisión crítica de su rol”, asegura Rosales.
El monopolio de los partidos políticos en la representación ciudadana también ha comenzado a disolverse. Según el politólogo, aunque en el contexto costarricense los partidos mantienen el monopolio de la representación y las funciones electorales (presentar candidaturas, formar gobierno, congresos, etc.), lo cierto es que otros actores, como los movimientos sociales, los grupos de interés e incluso los medios de comunicación, han ganado espacio en la arena política, desplazando a los partidos como interlocutores entre el pueblo y el gobierno.
“Estas nuevas fuerzas, más ágiles y flexibles, parecen responder mejor a las demandas emergentes, capturando la atención y confianza de una ciudadanía que, en muchos casos, se siente ignorada por los partidos tradicionales”, añade.
Otro de los problemas más graves que enfrentan los partidos es la erosión de su legitimidad. En esta línea, el politólogo señala que factores como la corrupción, la falta de transparencia y la incapacidad de resolver problemas sociales de fondo son los detonantes principales de esta crisis de confianza.
Los escándalos políticos y la percepción de que los partidos tradicionales están más interesados en el poder que en el bienestar social han profundizado esta brecha, alimentando el desencanto y la apatía electoral.
Partidos personalistas: poca experiencia y liderazgo individualista
En este contexto, y visualizando incluso los procesos electorales nacionales, van tomando fuerza los partidos personalistas, en los cuales “personas sin mayor arraigo partidario adquieren relevancia y son apoyadas por grupos de seguidores que emergen como alternativas viables”, explica el especialista.
Para el analista, algunos de estos líderes son políticos “con escasa o nula experiencia previa, que se alzan acuerpados por una agrupación política que les sirve como mampara y donde hacen prevalecer sus criterios y recursos como líderes.”
“La prevalencia de liderazgos personalistas ha venido a acentuar un rasgo de la cultura política latinoamericana muy fuerte, que es el culto al personalismo más que a la institución. Un culto al caudillo, al liderazgo individualista, que ya de por sí hoy es una tendencia epocal, caracterizada por el individualismo e incluso por el desprecio y el desdén de los intereses colectivos”, señala.
Por otro lado, y a pesar de este incremento en la participación de partidos personalistas; Rosales advierte que su surgimiento no ha significado avances en términos de equidad de género ni una mayor inclusión de las mujeres en la política.
“La libre postulación, aunque permite que más personas puedan postularse, ha demostrado ser insuficiente para abordar las obligaciones actuales de los partidos en cuanto a la elección y participación igualitaria de las mujeres”, asegura el entrevistado.
En un escenario donde los partidos políticos siguen siendo actores clave en la vida democrática, surge la necesidad de repensar su rol.
Para Rosales, el reto es claro: los partidos deben transformarse y adaptarse a nuevas demandas de representación. Solo así podrán mantener su relevancia, abriéndose a esquemas más participativos que fomenten una democracia inclusiva y eficaz.
* Los contenidos publicados expresan la opinión del autor y no necesariamente la visión de la Fundación Konrad Adenauer.
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